Borja Velázquez Martí, investigador del Grupo de Mecanización y Tecnología Agraria de la UPV, ha explicado que se han desarrollado diferentes modelos de predicción de la cantidad de biomasa residual procedente de las especies más habituales en la franja mediterránea. Para ello se han tomando muestras de la poda en Valencia, Mislata, Gandia y L’Alcudia y se ha trabajado tanto con métodos manuales como con sistemas de teledetección basados en el uso de Láser Escáner Terrestre, analizando variables como el volumen de la copa, el diámetro del tronco o la altura del árbol, entre otras.
A partir de estas variables, obtuvieron modelos matemáticos y computacionales que relacionan estos parámetros con la cantidad de biomasa y concluyeron que de todas las especies analizadas, los residuos de las acacias (Sophora japonica) son las que mayor potencial energético tienen, seguidos de las plataneras, palmeras y, por último, las moreras. Según Velázquez Martí, “El poder calorífico de la madera de estas especies se sitúa alrededor de los 17 Megajulios/kg de madera a una humedad del 10 por ciento, que equivale a 0.35 kilogramos de butano o 0.5 metros cúbicos de gas natural en condiciones de 1 atm y 15ºC”, señala el investigador.
Borja Velázquez explica que estos residuos “ahora van al vertedero, no se aprovechan”, y ha indicado que aunque en la actualidad existen muy pocas calderas de biomasa, ya que se trata de un sector poco potenciado, “sin duda el uso de estos residuos constituye una alternativa como fuente de energía”.
Además de analizar el potencial energético, en sus estudios los investigadores de la UPV determinan también el coste económico de toda la cadena de aprovechamiento de los residuos. “Estudiamos la cantidad total de residuos de acuerdo a las dimensiones del árbol, cuánto cuesta recogerlo, triturarlo y transportarlo para su combustión. Cuantificando estos recursos podemos determinar la viabilidad global de cada residuo, tanto desde el punto de vista energético como económico”, ha explicado. Según Velázquez Martí, el precio de mercado de la astilla oscila entre 30 y 40 euros la tonelada (depende de la humedad); y el coste de trituración se sitúa alrededor de las 17 euros por tonelada, a lo que habría que añadir costes de transporte. Según Velázquez Martí, el beneficio directo que se podría obtener sería de unos 8 o 10 euros por cada tonelada de astilla.
Cabe señalar que “Los costes de poda pueden obviarse pues son una tarea necesaria para mantenimiento en las ciudades y eliminación de los residuos, así como el transporte de los residuos porque hay que retirarlos”, según añade el investigador. Borja Velázquez Martí ha indicado que en la actualidad los residuos de podas son llevados a los vertederos y quemados “y no se les da ningún uso que pueda generar un ingreso económico que compense, al menos, ese mantenimiento”.
Las técnicas empleadas para convertir estos residuos en fuente de energía son la combustión directa, obteniendo calor a través de un ciclo termodinámico de rankine, por el que se evapora agua mediante la aplicación de calor, produciendo así energía eléctrica; o la gasificación, calentando la madera sin oxígeno y volatilizándola.
Junto al investigador Borja Velázquez, han participado en el estudio Domingo Salazar, del Departamento de Producción Vegetal; y Alfonso Fernández y Javier Estornell, del Departamento de Ingeniería Cartográfica, Fotogrametría y Geodesia.