"Con gran tristeza los trabajadores del Zoólogico de Miami han tenido que tomar la difícil decisión de sacrificar a Pongo", ha confirmado el parque del sur de Florida en un comunicado.

El pasado mes de septiembre, un equipo de multidisciplinar formado por casi 24 personas inmovilizó a Pongo para colocarle unos zapatos de goma hechos a medida y tomarle radiografías, tras fracturarse dos de sus patas.

La inmovilización fue exitosa y el equipo pudo colocarle al animal los zapatos que parecían aliviarle el dolor.

Al principio, la jirafa pudo caminar, pero varias semanas después los zapatos se desprendieron y volvió a lesionarse.

Pongo volvió a ser inmovilizado de nuevo, pero decidieron practicarle la eutanasia debido a la gravedad de la fractura que revelaron las radiografías realizadas al animal.

Las jirafas adultas son de los animales más difíciles de anestesiar debido a su gran tamaño y altura y, según señalan desde el Zoo, "la muerte por no poder recuperarse de la anestesia es un riesgo grave".

Desde su llegada al recinto de Miami, Pongo se había convertido en uno de los animales favoritos de los visitantes, según cuentan desde el Zoo.