La tortuga fue una mascota muy de moda en la década de los 90. Durante los últimos años, muchos dueños de tortugas han pensado que el jardín tropical de la madrileña estación de Atocha es buen lugar para dejar al animal.
Este abandono masivo provocó que Adif pusiera carteles en los que recordaba que abandonar a un animal es delito. Sin embargo, esa advertencia no evito la superpoblación de tortugas que sobreviven hacinadas en el estanque, sin comida suficiente y en dudosas condiciones.
Antonio Mañas, el portavoz de ' Atocha se muere', una plataforma que ha nacido para denunciar la actual situación del tortuguero de la estación de tren, ha explicado que las tortugas “vienen enfermas y lo que hacen es que se vaya trasmitiendo un foco de infección. Las tortugas pequeñas siempre van a ser depredadas por las grandes. El canibalismo siempre va a estar presente aquí hasta que no tenga una solución. A mí me gustaría que Adif solucionara esto de tal manera que tenga una filtración adecuada, que haya un número estable y que las personas no tengan acceso al estanque”.
Lo que parecía un paraiso para muchos dueños de tortugas, se ha convertido en un infierno para ellas. "Hay cadáveres enterrados y en un fin de semana han muerto tres ejemplares", según informan desde 'Atocha se muere'.