El Ayuntamiento de la ciudad ha defendido que esta medida busca hacer frente tanto a los gastos directos como indirectos que supone el mantenimiento de espacios para perros o la limpieza de las calles así como la actualización del censo.

El nuevo impuesto ha sido presentado por el concejal de Hacienda, Recaudación y Rentas, Diego Bernardo, quien ha asegurado que el coste anual para el consistorio ronda los 200.000 euros.

De estos, 70.000 euros corresponden a gastos directos como el censo telemático, el mantenimiento, la reposición de bolsas en los 38 dispensadores, la limpieza, los nueve pipi-canes y la limpieza de las 9 zonas de suelta de perros.

Por su parte, los gastos indirectos, en los que se engloban servicios de limpieza y diferentes campañas, se calculan que ascienden a los 130.000 euros. A todos estos gastos, hay que sumarle los 250.000 euros que costará la nueva perrera.