Nos aclara el conflicto real que plantea tener suscritos dos acuerdos internacionales como el ‘Tratado de la Carta de la Energía’ y ‘La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático’ cuando defienden criterios opuestos en cuanto al uso de combustibles fósiles

El ‘Tratado de la Carta de la Energía’ está vigente desde los años 90 y fue firmado por España y otros 52 países de Europa y Asia. Este acuerdo se creó para facilitar y proteger las inversiones de los países firmantes en otros, en un momento que los países de Europa Occidental invertían bastante en los recursos energéticos de los países del este.

En aquel entonces la energía dominante se basaba en los combustibles fósiles. Aunque la concienciación para la implantación de energías más limpias en los estados es creciente y cada vez hay más gobiernos que apuestan por ellas en la actualidad, lo cierto es que aún persiste una preponderancia de los combustibles fósiles.

Durante la charla con José Luis García (Greenpeace) se pone de manifiesto el serio conflicto que se plantea cuando otros tratados internacionales como ‘La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático’, también suscrito en la misma década de los 90, propugnan objetivos que van una dirección opuesta, como la de limitar el uso de energías de combustibles fósiles para reducir las emisiones de los gases contaminantes y frenar así el cambio climático. El ‘Tratado de la Carta de la Energía’ tal y como está planteado en la actualidad puede llegar a ampararlas.

“Después de mucho debate y controversia el gobierno de España ha dicho públicamente que no tiene sentido continuar con este tratado (‘Tratado de la Carta de la Energía’) tal y como está configurado actualmente. Y sobre todo porque tiene un mecanismo que es perverso, es decir, un país al firmar este ‘Tratado de la Carta de la Energía’ cede su soberanía y deja en manos de unos tribunales que no son nacionales, ni son de la Unión Europea, sino en manos de tribunales privados ISDS establecer el acuerdo entre los inversores privados y los estados", afirma José Luis García (Greenpeace).

Precisamente las mayores críticas realizadas por la sociedad civil a este ‘Tratado de la Carta de la Energía’ se producen por amplios derechos que otorga a las grandes multinacionales de la energía más contaminante a través del sistema de solución de controversias entre inversor-Estado (ISDS)

Hace dos años se abrieron las negociaciones para modernizar el ‘Tratado de la Carta de la Energía’ pero lo cierto es que aún existe un debate internacional sobre él a lo que se suma un gran desconocimiento entre la ciudadanía sobre el conflicto judicial que implica mantener vigentes tratados internacionales con objetivos prácticamente opuestos en materias de tanta importancia y repercusión en el medioambiente.

“Mientras este tratado no se reforme o anule o exista un acuerdo entre los países de la Unión Europea que decidan salir, este sigue siendo un tratado internacional firmado y por tanto de obligatorio cumplimiento” declara José Luis García (Greenpeace) “Hablamos de energía que es un derecho fundamental y además su mal uso es el principal desencadenante del cambio climático. Por tanto es muy importante que esté al máximo nivel en el debate público”.