Aunque en algunas ocasiones se producen de forma natural, las personas somos responsables del 95% de los casos; ya sea por negligencia o por provocarlos deliberadamente.

El coste medioambiental de los incendios es muy elevado, ya que un bosque quemado necesita decenas de años para regenerarse.

Por eso son muy importantes las labores de prevención en zonas cercanas al monte como son la vigilancia permanente, la retirada del exceso de ramas muertas o la creación de franjas de seguridad alrededor de las zonas habitadas.

La comunidad científica y el movimiento ecologista han alertado sobre el riesgo creciente en los países mediterráneos de sufrir olas de calor mas graves; por consiguiente, incendios forestales más grandes.

En condiciones extremas de calor, viento y falta de humedad, una simple chispa puede provocar un incendio.