Transformar espacios urbanos grises y abandonados se ha convertido en una necesidad en las grandes ciudades.

El resultado es un lugar precioso de admirar lleno de girasoles que, además, persigue una buena causa cómo es cosechar pipas.

Un proyecto que surgió de Basurama, un colectivo dedicado a la investigación, creación y producción cultural y medioambiental que vieron en este lugar, que era un descampado, un lugar perfecto para plantar estas semillas y que se convirtiera en un lugar de reunión entre vecinos.

"Queríamos da un un nuevo uso a este lugar" ha explicado Mónica Gutiérrez, integrante del Colectivo 'Basurama'. 

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