Deportes de masas, como el fútbol, se adaptan cada vez más al desarrollo sostenible. De hecho, ya hay estadios innovadores en el uso de las energías renovables que iluminan con leds y energía solar sus encuentros deportivos.

Ya hay esquíes de pasta de bambú y tablas de surf de soja. Desarrollar actividades en el medio natural nos ayuda a respetarlo. El descenso de barrancos, el piragüismo, la escalada o el senderismo  son deportes que combinan la actividad física con el contacto directo con la naturaleza.

En España existen kilómetros de vías ferroviarias en desuso que se transforman en vías verdes donde se puede practicar senderismo o montar en bici. Las vías verdes ayudan al desarrollo rural de la zona por donde transcurren.

Hay gente que se sirve de los elementos del entorno, troncos de árboles, bancos o fuentes, para ponerse en forma. Es original, barato y efectivo. La relación entre el deporte y el medio ambiente cobra cada día más importancia desde el punto de vista de la prevención de los impactos ambientales.