TetraBIN puede ser una buena herramienta para concienciar a la población de que reciclar también puede ser divertido. Esta papelera, diseñada por investigadores de la Universidad de Sidney, es a la vez contenedor y videojuego. El exterior de la misma está dotado de una pantalla, que se convierte en un videojuego al dejar caer un residuo.

En la actualidad, la papelera urbana cuenta con dos versiones: una en la que aparecen unos perros hambrientos rodeados de murciélagos, y otra que simula un Tetris.

En la primera, al caer la basura se convierte en  un trozo de pollo que debe llegar a los perros evitando a los murciélagos. En la segunda, hay que colocar cada pieza de basura en su lugar, como el tradicional juego.

La idea es animar a los niños (y no tan niños) a tirar la basura en su sitio y convertir el reciclaje en un juego. Además, si el proyecto tiene éxito, implementarán actualizaciones, como un código canjeable, de manera que los peatones ganasen recompensas por jugar, es decir, premios por reciclar.