Si eres un usuario habitual de Internet y las redes sociales, no te habrá pasado desapercibido el hecho de que parece que “nos espían”. Esta frase que se comenta despreocupadamente cuando te aparece un anuncio sospechosamente relacionado con algo acerca de lo que has hablado en una conversación privada, por ejemplo.

O cuando te aparece en Instagram un vídeo de una cuenta a la que no sigues con un contenido similar al que te gusta. Estos son solo algunos ejemplos de la conocida como sombra digital. Un concepto que difiere de la huella digital y al que conviene prestar atención para un acceso a la red seguro, responsable y consciente.

¿Qué es la sombra digital?

La sombra digital es una serie de información y datos que vamos dejando en Internet sin ser conscientes de ello. Este último matiz es precisamente lo más relevante y lo que la diferencia respecto a la huella digital.

La huella digital es el rastro que queda de nosotros en la red de forma consciente. Por ejemplo, una foto o comentario que publicas en redes sociales o una playlist que creas en una aplicación de reproducción de música. En cambio, la sombra digital es una desconocida para el usuario.

Cuando usamos un dispositivo digital, generamos metadatos que componen una especie de perfil virtual de nosotros mismos. Por eso los algoritmos de las redes sociales y la publicidad se van adaptando a nuestras preferencias sin que nosotros así lo especifiquemos.

De hecho, los expertos advierten que la información que generamos de forma inconsciente en la red es mucho mayor que aquella que sí mostramos voluntariamente. Un teléfono móvil, una televisión inteligente,relojes inteligentes, pulseras de actividad, electrodomésticos conectados a internet e incluso las cámaras de seguridad de la calle van generando nuestra sombra digital.

También influye la conexión WiFi de nuestros dispositivos y las ‘cookies’ de las páginas web. ¿Te has fijado alguna vez en que, al buscar un establecimiento en Google, te indica a qué horas está más concurrido? Esto es así porque se rastrean las ubicaciones de los usuarios, sin que ellos lo sepan o den su consentimiento.

¿Es peligrosa la sombra digital?

No existe una respuesta absoluta a esta pregunta, sino que depende. Depende de cuán receloso seas de tu privacidad y de qué información compartas en determinadas plataformas. Por ejemplo, en principio no supone un problema que las redes sociales te muestren contenido relacionado a tus gustos, o publicidad acorde a tus hábitos de consumo.

Pero esto puede resultar incómodo desde el punto de vista de la privacidad. Del mismo modo, los datos bancarios que dejamos cuando realizamos compras online son información muy delicada. A estos efectos, es conveniente ser prudentes y seguir una serie de recomendaciones para delimitar la sombra digital.

Cómo controlar la sombra digital

Queda claro que un factor inherente a la sombra digital es que desconocemos su alcance y magnitud. Pero hay ciertos factores que sí se pueden controlar para evitar que sea potencialmente peligrosa:

Lee siempre las ‘cookies’ de las páginas webs a las que accedes y configura el acceso solo a las que tú quieras. No aceptes sin saber a qué estás dando tu consentimiento.

Borra de vez en cuando tu historial de navegación y el registro de ‘cookies’.

No guardes tus datos bancarios en plataformas de compra y realiza pedidos solo en webs y plataformas fiables.

Desactiva la conexión automática a redes de WiFi libres de contraseñas cuando estás fuera de casa.

Elimina tu suscripción a todas aquellas ‘newsletters’ que no quieras recibir.

Borra tus cuentas en redes sociales, webs y correos electrónicos que no utilices.

No te conectes a tus cuentas personales en dispositivos públicos como bibliotecas, a no ser que sea estrictamente necesario. Después, asegúrate de borrar todos los historiales pertinentes.

Utiliza la pestaña de navegación de incógnito de Internet cuando realices búsquedas que no quieras que dejen rastro.