Manuel tiene 13 años y desde que era muy pequeño es un auténtico forofo del fútbol. Pasión que comparte con su familia, ya que todos los fines de semana es tradición ir al campo a ver cómo juega el equipo de fútbol del pueblo. No se pierde ninguna edición de LaLiga, sigue todos los partidos de su equipo favorito pero también intenta ver los de los demás.
Desde los 10 años tiene su propio ordenador donde hace los deberes, estudia, pero también indaga y busca información sobre fútbol, ve vídeos e incluso juega y gestiona su propia liga virtual. Siempre ha sido un niño muy estudioso, formal y responsable, pero desde el trimestre pasado su tutora del instituto ha avisado a sus padres de que, en clase, Manuel tiene actitudes intolerantes y comentarios despectivos hacia sus compañeros. Los padres descubren que su hijo frecuenta grupos online de ultras de su equipo de fútbol preferido.
Nos salva de más de un apuro, nos permite buscar información concreta sobre nuestros intereses e inquietudes y es una fuente constante y directa de información. Internet llegó a nuestras vidas para revolucionarla. Es una herramienta muy valiosa que cada vez cobra más protagonismo en nuestro día a día. Pero la moneda siempre tiene dos caras y en este caso, el dicho también tiene vigencia.
Internet tiene un trasfondo perjudicial en forma de comunidades peligrosas en línea que tienen a los más jóvenes en el punto de mira. El extremismo, el odio, la violencia, movimientos perjudiciales para la salud e incluso incitación el abuso sexual de menores son solo algunos de los peligros que los adolescentes pueden encontrar en la red.
Las comunidades peligrosas no suelen estar localizadas, son aparentemente inocentes y se mueven a través de redes sociales, foros o páginas web. En numerosas ocasiones, se configuran como chats privados en juegos o mensajería instantánea y los jóvenes conforman el grupo más vulnerable para caer en su tentación. Suelen ser adolescentes introvertidos, con baja autoestima, que encuentran en las redes sociales un refugio para evadirse de la realidad que les rodea.
Fomentan el odio. Las comunidades “hate-speech” son aquellas que “propagan, incitan, promueven o justifican el odio racial, la xenofobia, el antisemitismo u otras formas de odio basadas en la intolerancia, incluida la expresada por el agresivo nacionalismo y el etnocentrismo, la discriminación y la hostilidad contra las minorías, y las personas de origen inmigrante”, según Navega Seguro. Las personas que conforman este tipo de comunidades incitan a conductas violentas y a la discriminación de colectivos vulnerables de nuestra sociedad.
Ponen en riesgo tu salud. Hay movimientos proanorexia, probulimia, de fomento del alcohol y drogas e incluso de suicidio. Las comunidades que promueven los trastornos alimenticios apoyan la delgadez a través de foros y chats privados, proclaman la pérdida extrema de peso corporal como un beneficio para la salud y también dan consejos sobre cómo conseguir esos objetivos.
Buscan la autolesión. El ‘abecedario del diablo’ es uno de los últimos retos virales que incitan a los niños a autolesionarse. Las comunidades “self-harm” promueven prácticas de autolesión, independientemente del objetivo de las mismas. En muchas ocasiones, para paliar la ansiedad o la ira, los menores recurren a este tipo de comunidades como forma de liberación del estrés o como canalización de las emociones.
Cuidado con los videojuegos. Además de los riesgos evidentes de los videojuegos como son la adicción, el uso abusivo o contenido inadecuado para menores como la violencia, también hay numerosos riesgos asociados a la discriminación o a actitudes inadecuadas como la xenofobia, el extremismo, el odio por motivos étnicos, políticos, religiosos, de género o de identidad sexual.
Apología de la pedofilia. Estas comunidades no suelen tener contenido explícito en su foro, pero sí defienden las relaciones entre adultos y menores de edad, normalizando el delito y buscando tanto seguidores como posibles víctimas. Incluso, hacen anuncios relacionados con el “Día del Orgullo Pederasta” o “International LoveBoy Day”
Siempre prevención
La página web Internet Segura For Kids ha publicado un listado con pautas para prevenir que los menores se puedan enfrentar a este tipo de comunidades peligrosas en línea:
Comparte conocimiento con los menores. Como padres o tutores, hay que compartir experiencias y conocimiento para que los menores tengan un modelo a seguir con razones que lo fundamenten. La información siempre va a ser beneficiosa para ambas partes y esa comunicación debe ser bidireccional. Es igual de importante darles medios para que formen su propio criterio que conocer sus inquietudes a la hora de evitar que caigan las trampas que promueven estas comunidades.
Fomenta un juicio crítico en el menor. Con diálogo y comunicación en familia, se puede enseñar a los hijos a contrastar la información y a identificar fuentes fiables y otras que no lo son tanto. La educación en este aspecto es fundamental. Así, logramos que el menor no sea un consumidor pasivo del contenido que adquiere y su nivel de manipulación descienda al tener información sobre lo que tiene delante.
Promueve las habilidades sociales. Fomentar la empatía, los valores de convivencia y el respeto es crucial para que el adolescente no sea víctima de estas comunidades. De esta forma, como padres o tutores se orienta al menor a que sea consciente de la existencia de los riesgos y aumente así su capacidad de gestión emocional.
Si tú o alguien de tu entorno encontráis una comunidad peligrosa, reunid información que evidencie el peligro y el fomento de actividades perjudiciales que puedan afectar a menores, informaos sobre los mecanismos de bloqueo y reporte de este tipo de páginas online y denunciad. Gran cantidad del contenido que difunden este tipo de comunidades constituye en sí mismo un delito.