Víctor (23 años) estudió Administración y Dirección de Empresas Bilingüe. Hizo sus prácticas curriculares en una conocida empresa de consultoría y asesoramiento donde combinan tecnología e innovación. Le han ofrecido un contrato y ya lleva dos años trabajando. Aún así, está buscando otras posibilidades laborales. “En mi caso, me puedo considerar ‘afortunado’ porque trabajo en un sitio bien pagado, me dan mucha formación y experiencia, pero la conciliación laboral-personal es inexistente”, explica. Ana (24 años) terminó sus estudios el pasado año con un máster sobre Documental y Reportaje Trasmedia. Ha cambiado de trabajo dos veces en el último año. “Las empresas empujan al cambio. Mi principal motivo para buscar otro trabajo ha sido el económico. Si buscas tener independencia de tu entorno familiar y vives en una gran ciudad, es difícil gestionar los gastos básicos sin desligarte del consumidor entorno social”. María (25 años) estudió Periodismo, se especializó en moda y ha hecho un MBA. En el último año ha estado en dos agencias de comunicación y en el departamento de comunicación de una empresa privada. “He cambiado de trabajo por los contratos precarios, por mejorar mis condiciones y por crecer profesionalmente”.
Los nativos digitales con los perfiles laborales más demandados se empiezan a unir al job hopping, una tendencia en alza en el mercado laboral que hace referencia a cómo los jóvenes cambian de trabajo con bastante frecuencia de forma voluntaria en busca de mejores condiciones y nuevos retos profesionales. Harvard Business Review cuantificó que la duración media de un job hopper en una misma empresa era de unos dos años.
Antes estaba mal visto
Hasta hace muy poco, el cambio de trabajo o profesión en un periodo corto de tiempo estaba mal visto entre las empresas, pero esta tendencia está cambiando el objetivo y se han comenzado a valorar los talentos de estos perfiles. “En esta tendencia creo que se unen dos factores. Por un lado, la apertura de posibilidades para el desarrollo profesional-creativo (nuevos trabajos relacionados con el avance digital); y por otro, la inestabilidad y precariedad del mercado laboral”, comenta Ana. “Los perfiles más jóvenes tendemos a salir con entusiasmo a la vorágine del empleo y nos enfrentamos a una realidad muy poco amable. Buscamos constantemente nuevas oportunidades que mejoren la situación presente”.
La curiosidad, el aprendizaje constante, la flexibilidad y la fácil adaptación a situaciones y espacios son algunas de las características de estos perfiles. El job hopping arrasa entre los menores de 34 años. Lo hace porque no sienten compromisos, no se identifican con la filosofía corporativa ni la cultura de la empresa en la que trabajan, y también porque no están de acuerdo con sus políticas retributivas. “Mi generación está acostumbrada a la velocidad, a romper lo establecido, a que todo sea perecedero. Somos una de las generaciones más preparadas laboralmente que ha dado España y, aunque la inserción en el mercado laboral suele ser complicada y cada vez más tardía, la formación es evidente y la experiencia da ese valor añadido”, detalla Víctor. “Mi hermana tiene 30 años y en los últimos seis, ha cambiado, al menos, tres veces de trabajo para mejorar sus condiciones, para aumentar sus responsabilidades y para mejorar su proyección como profesional en su sector”.
En el último año, los cambios en el ámbito laboral han sido evidentes. El auge del teletrabajo ha supuesto un reto para gran parte del sector empresarial y esto ha hecho que las compañías demanden nuevos perfiles laborales. Los relacionados con marketing digital ganan terreno a los tecnológicos más tradicionales según un estudio de Selligent Marketing Cloud. Aún así, España registró el porcentaje más elevado de desempleo juvenil en el mes de febrero con 588.000 jóvenes sin trabajo (39,9 %). La cifra mejora ligeramente la del pasado mes de diciembre con casi 600.000 jóvenes desempleados. “Creo que la desmotivación es el principal motivo por el que no se genera apego a las empresas y se buscan constantemente nuevas oportunidades que mejoren la situación presente. Compañeros de muy diversas situaciones compartimos esa huida hacia adelante. Trabajamos en algo que nos permita subsistir de manera autónoma y lo compaginamos con proyectos que nos motivan de manera personal y profesional. El supuesto trabajo ideal pasa al ámbito del ocio y el trabajo es un mero trámite económico”, detalla Ana.
¿Compensa a todos?
A todo esto hay que añadir que la competencia por un puesto laboral ya no depende de la ubicuidad. Con la pandemia se ha fortalecido la idea de que no importa desde dónde ejerzas tu trabajo. Ahora todos convivimos en una realidad hiperconectada donde hay miles de oportunidades de empleo que buscan talento alrededor del mundo. “Yo vivo en Granada y veo que a mi alrededor la gente está bastante acomodada. Las personas de mi edad trabajan en empresas familiares, pero en las grandes ciudades sí veo más esa rotación constante de trabajo. Creo que este job hopping ocurre porque hay muchos puestos que no ofrecen una durabilidad. Al final a las empresas también les compensa económicamente hacer contratos a corto plazo y renovar plantilla”, explica María.
Ya en 2018, la consultora especializada en recursos humanos Robert Half International señalaba en un estudio que el 75 % de las personas encuestadas entre los 18 y 34 años consideran clave este ‘salto de trabajo’ para progresar en sus carreras profesionales para obtener mejores condiciones laborales. Al final, un nativo digital se mueve por proyectos innovadores en los que pueda aprender algo nuevo cada día. “Llevo pocos años en el mercado laboral porque se me han ido acabando los contratos y, también porque he querido mejorar mis condiciones. Quiero seguir creciendo profesionalmente y los jóvenes, al final, nos estamos acostumbrando más a ese salto de un sitio a otro”, detalla María.