En la Edad de Piedra, las rocas de sílex, cuarzo u obsidiana se convirtieron en esenciales para la supervivencia de los primeros humanos. Necesitaban dar golpes y pinchar, dos acciones que garantizaban su desarrollo. Con ellas crearon herramientas y armas de piedra. Luego llegaría la Edad de los Metales, la del cobre, el bronce, el hierro… nuestra evolución siempre depende de algún mineral, metal, sustancia o materia prima. Solo hay que ver el tiempo que llevamos dependiendo del petróleo.

Hoy ya se habla de la Edad de las Tierras Raras, un conjunto de materiales imprescindibles para que el ritmo de la industria tecnológica y la Cuarta Revolución Industrial no haga chof. Un ejemplo, tu móvil no existiría sin estos metales, muchos de ellos críticos. La pantalla táctil y su cristal líquido, los condensadores y conexiones electrónicas, el altavoz o el micrófono, la batería o incluso la carcasa se fabrican con alguno de los 17 elementos de la tabla periódica que conforman el listado de tierras raras. El mundo de la tecnología y el del armamento no serían lo que son sin ellos. Al mismo tiempo, se los considera críticos por varios motivos: riesgo de escasez de suministro, tasa alta de consumo y baja de reciclaje, dificultad para su extracción o sustitución o concentración en pocos países.

Estas tierras raras tienen interesantes propiedades magnéticas, ópticas y físicas, y son responsables, por ejemplo, de que la pantalla de tu smartphone sea táctil y se ilumine. Escandio, itrio, lantano, cerio, praseodimio, neodimio, promecio, samario, europio, gadolinio, terbio, disprosio, holmio, erbio, tulio, iterbio y lutecio completan la lista de 17 tierras raras. Y sus aplicaciones van desde la medicina nuclear y la resonancia magnética a los superconductores, láseres o aleaciones más ligeras, pasando por las bombillas de bajo consumo, los teléfonos inteligentes y las televisiones.

Litio en Afganistán

A la par que ha disminuido, día a día, la intensidad informativa por el abandono de Afganistán y la llegada de un gobierno talibán, poco se ha profundizado en que ese país tiene en su subsuelo una de las mayores reservas de litio del planeta. Y sin litio no hay baterías para móviles y coches eléctricos, no hay almacenamiento de energía en la era de la transición energética. “Afganistán tiene depósitos de bauxita, cobre, hierro, litio y tierras raras", asegura el Servicio Geológico de EE. UU. en su informe sobre recursos minerales de 2021. Según Euronews, tierras raras como el neodimio, el praseodimio o el disprosio, que también se encuentran en Afganistán, “son cruciales en la fabricación de imanes utilizados en la industria eólica o los vehículos eléctricos”.

Un reciente estudio de la Universidad de Birmingham sobre el suministro de materiales críticos y estratégicos para un futuro limpio visualizó los metales críticos que forman parte de nuestros teléfonos móviles y que se consideran en riesgo por su escasez geológica, los problemas geopolíticos que genera su extracción y su comercialización.

Según la página VC Elements, especializada en examinar el potencial sin explotar del mundo natural y mostrar de forma gráfica tendencias tecnológicas, “si bien cada marca tiene su propia combinación de componentes, la mayoría de teléfonos puede contener aproxidamente el 80 % de los elementos estables de la tabla periódica. Pero algunos metales vitales para construir estos dispositivos se consideran en riesgo debido a la escasez geológica, problemas geopolíticos y otros factores”.

Los metales de los teléfonos inteligentes

De esta forma, la pantalla táctil está formada por muchas capas de vidrio y plástico recubiertas por un elemento superconductor, el indio, que es el que responde cuando entra en contacto con otro conductor eléctrico, nuestros dedos. Si hablamos del color y luminosidad del monitor de un smartphone, tenemos que referirnos a elementos químicos como el lantano, gadolinio, praseodimio, europio, terbio y disprosio, fundamentales en su funcionamiento. Para todas las conexiones eléctricas se utilizan metales como el tántalo, el niquel y el galio. En la carcasa encontraremos plásticos, aluminios, fibras de carbono e incluso oro. El niquel y la aleación de magnesio también estarían presentes. Los iones de litio conforman la batería de la mayoría de teléfonos móviles, y otras tierras raras (aleaciones de neodimio, praseodimio y gadolinio) son esenciales en los imanes que hay en altavoces y micrófonos.

Poco podemos hacer como ciudadanos, pero si pretendemos una digitalización sostenible, segura y responsable, lo primero es saber que tenemos en nuestras manos cuando encendemos nuestro teléfono. Y después concienciarnos de la importancia de reciclar los dispositivos que están fabricados con materiales costosos y escasos.