España no destaca por su pericia para los idiomas, en concreto para el inglés. Es cierto que cada vez más jóvenes acuden a aplicaciones para aprender otras lenguas y perfeccionar las que estudian en la escuela. También es verdad que la realidad de los traductores onlineayuda a resolver las necesidades más básicas de traducción. Pero también es verdad que las cifras siguen siendo tozudas: los españoles tenemos un bajo nivel de inglés. La población entre 25 y 34 años, según los datos recogidos por Eurostat, están muy retrasados en relación con nuestros vecinos portugueses, italianos y griegos. Entre las razones con las que se pretende justificar esta carencia destaca la fuerza del castellano en el mundo, cuarto idioma en número de hablantes, que se acercan a los 600 millones. Esta potencia permite la existencia de una importante industria de la traducción (publicaciones) y el doblaje (series y películas). Al final el oído de los españoles no ha tenido la ocasión de acostumbrarse al sonido de otras lenguas.
El pasado 5 de marzo, la revista científica Journal of General Internal Medicine publicó un estudio de cuatro investigadores norteamericanos sobre la utilidad y precisión de Google Translate –el traductor del gigante tecnológico– en los servicios de urgencias de los hospitales que no disponen de intérpretes de los principales idiomas. El experimento se realizó en Los Ángeles (EE. UU.) y busca valorar si se puede confiar en el traductor de Google cuando los responsables sanitarios tienen que dar instrucciones de alta médica en el área de urgencias. En el estudio se ha evaluado si las traducciones automáticas al español, chino, vietnamita, tagalo, coreano, armenio y farsi eran las adecuadas. En las conclusiones se asegura que la mayor tasa de precisión la tuvo la traducción al español.
Sin embargo, los autores del estudio han concluido que el traductor de Google no es del todo confiable en citas para revisiones y en instrucciones sobre medicamentos y diagnóstico. En EE. UU. existe una brecha digital sanitaria entre los centros que tienen intérpretes vía telefónica y los que tienen que tirar del traductor online. De hecho, Google Translate –servicio que utilizan diariamente más de 200 millones de personas y que incorpora ya 108 idiomas– es el método más utilizado en los servicios de urgencias para determinadas indicaciones.
Confundir al paciente
En 2014, otro estudio desveló que el traductor de Google solo tenía una precisión del 57 % en las frases médicas, porcentaje que ha mejorado con las nuevas actualizaciones que se han ido incorporando en el último lustro. En la traducción al español había un 94 % de precisión, pero en el armenio apenas superaba el 55 %. En este nuevo estudio se han analizado 400 instrucciones médicas y aunque el español y el chino son las lenguas mejor traducidas por Google, todavía hay imprecisiones que pueden resultar de riesgo para los pacientes. El estudio pone el ejemplo de una frase en inglés que traducida al chino puede confundir al paciente medicado con Coumadin, un fármaco anticoagulante: “Su nivel de Coumadin era demasiado alto hoy. No tome más Coumadin hasta que su doctor revise los resultados” fue traducido al chino de esta manera: “Su nivel de soja era demasiado alto hoy. No tomar más soja hasta que su doctor revise los resultados”. El problema con la información médica, con nombres de enfermedades y medicamentos, es que la máquina puede cometer el error de no contextualizar la conversación y no realizar una traducción profesional.
Te dejamos a continuación algunas aplicaciones de traducción gratuitas que puedes probar y comparar con el sistema de Google:
DeepL. Especializado en traducir del inglés al español, esta herramienta alemana creada en 2017 utiliza técnicas de inteligencia artificial con aprendizaje profundo. Distingue entre el inglés americano y el británico.
Lexicool. Este traductor desarrollado en Francia, con más de un decenio en funcionamiento, permite comparar las interpretaciones hechas por las herramientas gratuitas más conocidas (Google, Microsoft, Yandex…). Está administrado por lingüistas, traductores e intérpretes.
Tradukka. Traducción automática en tiempo real a la vez que introducimos el texto. Con medio centenar de idiomas en su catálogo, permite también escuchar en audio la traducción.
Cambridge. Traduce textos con un máximo de 160 caracteres y hasta 2.000 palabras diarias. Lo interesante es que tiene vínculo con el Diccionario Cambridge, el más popular entre los estudiantes.
Yandex. Es la apuesta rusa. Creada en 2011, esta herramienta gratuita puede traducir textos en 96 idiomas. En 2017 incorporó un sistema de traducción automática neuronal. También traduce audios y vídeos. Una de sus aportaciones más curiosas es que traduce al sindarin, lengua artificial inventada por J. R. R. Tolkien, y al lenguaje emoji.