Después de realizar un seguimiento exhaustivo de un grupo de más de 500 personas sometido a un programa de control del peso, se ha destacado la importancia de optar por una alimentación sana y racionalizada de forma constante para perder peso y evitar recuperarlo de manera posterior.

Los comportamientos más extendidos entre personas que habían logrado superar situaciones de sobrepeso y obesidad se basaban en reducir la ingesta diaria de alimentos, mediante un ajuste de la cantidad de comida a consumir. A esto se le sumaba una grabación y medición de los platos consumidos, que se comparaban con las dietas previas a la pérdida de peso.

Este tipo de conductas, además, se volvía mucho más sencillo de seguir a medida que pasaba el tiempo. Por ello, las personas que participaban en el estudio eran cada vez más constantes y no solo conseguían mejorar su alimentación, sino que observaban una recuperación idónea en su salud y evitaban incluso el más ligero aumento de peso.

Los responsables de la investigación advirtieron también que las personas que mantenían su peso de forma satisfactoria escogían platos y alimentos mucho más sanos cada vez con más frecuencia y de manera casi automática.