Nunca podemos hablar de una buena noticia cuando fallecen mil personas, pero la espectacular reducción de muertes en las carreteras en los últimos 20 años, y que se siga manteniendo en el tiempo, nos da grandes motivos para la esperanza.
Por no caer en la autocomplacencia y relajarnos, tenemos también que analizar las sombras de los datos. La primera, que la reducción no es tan fuerte si tenemos en cuenta que los desplazamientos cayeron un 8% y las víctimas un 9% con respecto al año de referencia, 2019. Así que la disminución real es menor… Pero no deja de ser un descenso respecto al año de menor siniestralidad.
De hecho, la relación directa entre números de desplazamientos y víctimas se aprecia por ejemplo en que la reducción es mucho más grande entre los conductores más veteranos, dado que se han movido mucho menos por miedo al contagio del virus.
Y también se tienen que disparar las alarmas entre varios colectivos. Casi un 40% de los fallecidos eran usuarios vulnerables de la vía (peatones, ciclistas y motoristas), a los que decididamente tenemos que proteger más. Y mucho peor es si vemos que 110 eran peatones atropellados en la carretera. Desde peatones cruzando carreteras y autopistas (23) a empleados de grúas (5), desde empleados de mantenimiento (2) a agentes de la Agrupación de la Guardia Civil de Tráfico (1). Todos ellos peatones… Más de un 10% del total, lo que es muy preocupante en un entorno en el que no abundan los peatones: no es su hábitat natural.
Y un dato espectacular, que también debe invitarnos a la reflexión: 140 de los fallecidos en carretera ¡no llevaban el cinturón puesto! Es casi un 15% de los muertos, para el hecho de no ponerse el cinturón en carretera, una práctica que creíamos desterrada y que realmente es muy minoritaria según las encuestas. De este dato tenemos que aprender. Lo primero, que no podemos bajar la guardia y hay que seguir apretando en que el cinturón es imprescindible. Y segundo, dado que un pequeño porcentaje de irresponsables protagoniza un elevado porcentaje de fallecidos, hay que contarle a todos los conductores que el riesgo de morir en un siniestro de tráfico se multiplica exponencialmente si prescindes de algo tan sencillo como escuchar el click del cinturón de seguridad.