El proyecto recibe el nombre de "Druid" (acrónimo en inglés de "conducir bajo la influencia de las drogas, el alcohol y las medicinas") y ha sido publicado en Lisboa, donde tiene su sede el Observatorio Europeo de Drogas y Toxicomanías (OEDT), entidad supervisora del análisis.

De acuerdo con las conclusiones del informe, que recoge los datos obtenidos de más de 50.000 controles realizados entre 2006 y 2011 en 13 países, el 3,5 % de los conductores europeos había bebido alcohol, el 1,9 % había consumido drogas y un 1,4 % había tomado algún tipo de medicamento. España se encuentra por encima de estas cifras en las tres categorías y las tasas son particularmente altas en el apartado de drogas, donde cuadruplica la media con un 7,64 %.

Este dato se explica por el elevado porcentaje de conductores al que se detectó en la sangre TCH, la sustancia activa de la marihuana, lo que se corresponde con los altos niveles de consumo de cannabis en España, superiores también a la media de la UE. En concreto un 5,99 % de los análisis realizados dio positivo por THC, un 1,48 % por cocaína, un 0,11 % por anfetaminas y un 0,05 por "opiáceos ilícitos". Las tasas contrastan con las medias a nivel comunitario, que se situaron en el 1,32 % en THC, un 0,42 % en cocaína, un 0,08 % en anfetaminas y un 0,07 % en "opiáceos ilícitos".

En el caso del alcohol, España sobrepasa el promedio comunitario por poco más de cuatro décimas (3,92 %), mientras que a nivel de medicamentos lo supera por dos décimas (1,6 %). También está por encima en casos detectados de conductores que habían mezclado drogas y alcohol (1,14 %, el triple que la media de la UE) y en los casos en que se encontró la combinación de varios estupefacientes (0,57 % frente al 0,39 % de promedio comunitario).

Ese "cóctel" de sustancias es especialmente peligroso a la hora de conducir, según los datos que recoge el informe, ya que el riesgo de sufrir un accidente con víctimas mortales o heridos se multiplica de forma exponencial.

Los técnicos del OEDT analizaron las cifras sobre accidentes de tráfico de nueve países comunitarios y concluyeron que en un 25 a 50 % de los casos, los conductores envueltos daban positivo por una o más sustancias psicoactivas. De media, una cuarta parte de los conductores que sufrieron heridas y casi una tercera parte de quienes murieron en un accidente habían dado positivo por alcohol, y la mayoría de éstos (70 %) superaban la tasa de 1,2 gramos por litro en sangre.  "El alcohol es la sustancia que se detecta con más frecuencia entre los conductores que sufren heridas graves o que murieron en un accidente de tráfico", concluye el informe.

En un comunicado, el director del OEDT, Wolfgang Gotz, subrayó que gracias a estos estudios las instituciones comunitarias disponen ahora de "evidencias científicas" que les ayuden a orientar las nuevas políticas de combate contra la drogadicción y de mejora de la seguridad vial. El informe recuerda que la UE registra anualmente cerca de 30.000 víctimas mortales en accidentes de tráfico, y precisa que el costo total del proyecto Druid ascendió a 24 millones de euros, de los cuáles el 75 % procedieron de la Comisión Europea.