Avisan e intentan disuadirnos para que no sobrepasemos el límite de velocidad establecido. El problema está en que la mitad de los badenes no cumple con la normativa, fijada hace dos años.

Auténticas
trampas de asfalto, que lo único que consiguen es que frenemos en seco, que las cervicales se resientan y que los coches terminen en el taller.

07/03/2011