En la investigación se analizó si el uso generalizado de esta técnica puede servir para identificar cardiopatías cardiacas de forma precoz. Para ello realizaron un cribado voluntario de enfermedad cardiovascular en 1.212 estudiantes de cuarto curso de Educación Secundaria Obligatoria (ESO) en diferentes institutos de Banyoles, en Girona, de unos 15 años de edad. En él se han excluido a los sujetos con diagnóstico cardíaco previo.

Se les realizó un electrocardiograma, una encuesta clínica estructurada y un examen físico, para después clasificar a los participantes en dos grupos, uno en función de la adaptación fisiológica, y otro en cuanto a los resultados anormales de la prueba. A los pacientes de este último se les sometieron a otras pruebas de diagnóstico (monitoreo Holter 24 horas, ecocardiograma y resonancia magnética).

Entre todos ellos encontraron unos 10 pacientes con alteraciones del ritmo cardíaco que necesitaban una valoración cardiológica más exhaustiva para descartar que no había una patología importante.

Las alteraciones identificadas fueron algunas como los bloqueos de rama, bloqueos atroventriculares y un caso del síndrome de Wolf-Parkisnon-White, que logró curarse gracias a una ablación, pero que podría haberle dado al paciente problemas de arritmias en el futuro.

Además, de los 252 sujetos en los que se observó algo extraño en electrocardiograma, hubo 235, un 24,08%, con alteraciones electrocardiográficas de adaptación fisiológica; mientras que los terceros hallazgos que más se observaron fueron los criterios aislados de voltaje QRS para la hipertrofia ventricular izquierda, un 6,05%, bradicardia sinusal un 5,53%, y repolarización temprana en un 2,7%.

En los resultados dentro del grupo de hallazgos ECG anormales fueron de 35,29%, entre las que destacaron dos bloqueos bifasciculares, una fístula coronaria, una válvula aórtica bivalva, una cardiomiopatía hipertrófica y un prolapso de la válvula mitral.

Los investigadores están planteando realizar el estudio nada más nacer para detectar las enfermedades que puedan causar muerte súbita desde una edad muy temprana, aunque esta se da en muy raras ocasiones. Dado que hasta en un 50% hay una potencial causa genética, los cardiólogos recomiendan que siempre que se haga deporte se necesita una valoración médica cada dos años, además de un electrocardiograma.