A finales del año 2023, se pudo observar un aumento de las enfermedades respiratorias, algo que puede haber desencadenado en un aumento paralelo de los niveles de S.pyogenes, una bacteria común en la población pediátrica. Ahora mismo, los niveles de escarlatina han bajado respecto a 2022, aunque se encuentra en niveles altos respecto a la época prepandémica.
Evitar los contagios
Debido a que no existe una vacuna contra la bacteria S.pyogenes, solamente pueden darse medidas de prevención como: una buena higiene (en particular de manos) y cubrirse la boca con un pañuelo a la hora de toser o estornudar. Es importante recordar que estas enfermedades se contagian a través de las secreciones respiratorias, donde se almacenan las bacterias.
La escarlatina es más común en niños de entre 2 y 8 años y suele desencadenarse a raíz de una amigdalitis estreptocócica, empezando por fiebre entre 3 y 5 días y dolor de garganta.
¿Cómo es el sarpullido?
La escarlatina provoca un sarpullido rosáceo o rojo en el cuello o en la cara inicialmente, que luego se extiende y que tiene una duración de 12 a 48 horas y que va acompañado de fiebre debido a la toxina S.pyogenes.
El tratamiento se basa en un antibiótico durante 10 días. Se recomienda que los niños no asistan al colegio con fiebre y, esperar al menos un día desde que se inicia el tratamiento.
Sectores de la población a los que afecta
Se debe evitar el contacto con pacientes inmunodeprimidos ya que el contagio de la escarlatina puede provocar que sean más vulnerables a una infección invasiva por S.pyogenes. Los pacientes que tengan enfermedades cardiacas valvulares también son más vulnerables, debido a que puede desencadenar en una fiebre reumática. Por otro lado, es importante tener cuidado con los ambientes familiares y guarderías o colegios.
