Hoy día, la salud mundial puede verse amenazada por diferentes problemas. Una larga lista que puede incluir brotes de enfermedades (sarampión, parotiditis, rubéola...), olas de calor o resistencia a los antibióticos. En los último años, esta lucha contra las bacterias resistentes a antibióticos se ha convertido en una de las amenazas más urgentes. Un fenómeno natural que ya originó 1,27 millones de muertes en 2019 por todo el mundo, que además se ha asociado también con otras 4,95 millones de fallecimientos.

Situación que ha llevado a la Organización Mundial de la Salud (OMS) a conformar un sistema de vigilancia mundial con varias bases de datos, adaptado al contexto local (país, contexto de transmisión), para registrar esta resistencia a los antibióticos. El objetivo es entender sus grandes causas y conocer los determinantes de su tendencia actual. Por estos motivos, científicos del Instituto Pasteur, el Inserm, la Universidad de Versalles Saint-Quentin-en-Yvelines y la Universidad París-Saclay (Francia) han desarrollado un modelo estadístico basado en un análisis espaciotemporal a gran escala.

Además de los datos extraídos, la investigación multidisciplinaria del Instituto Pasteur ha requerido también de un análisis de los datos de resistencia a los antibióticos de la base de datos ATLAS, recopilados desde 2004 en más de 60 países de todos los continentes, para identificar los principales factores asociados y sus relaciones con el fenómeno.

Para ello, todos los datos de los que disponían los han estudiado primero sobre un gran número de determinantes como son la calidad del sistema sanitario (basada en el índice GHS3), el consumo de antibióticos, la riqueza nacional (PIB per cápita), los viajes y variables climáticas. Además, han formado hipótesis asociadas a factores socioeconómicos y climáticos y, ya como parte posterior, modelos estadísticos para estudiar las posibles asociaciones entre los datos ATLAS y los determinantes seleccionados.

De hecho, entre el 2006 y 2019 hubo un aumento de la resistencia a los carbapenems en varias especies, siendo estables para otras resistencias, así como una dependencia de las combinaciones bacteria-antibiótico en toda esta tendencia y factores.

Entre los resultados más sorprendentes del estudio, publicado en la revista científica 'The Lancet Planetary Health', están que la alta calidad de los sistemas sanitarios se asocia con bajos niveles de resistencia a los antibióticos en todas las bacterias gramnegativas1 analizadas, y que las altas temperaturas se relacionan con niveles elevados de resistencia a los antibióticos, sólo en el caso de las enterobacteriáceas ('Escherichia coli' y 'Klebsiella pneumoniae').

Cabe destacar que el consumo nacional de antibióticos tampoco ha tenido que ver con la resistencia para la mayoría de las bacterias analizadas (excepto para 'Escherichia coli', 'Pseudomonas aeruginosa' resistentes a las fluoroquinolonas y el consumo de carbapenems para 'Acinetobacter baumannii' resistente a los carbapenems).