Este nuevo método aprovecha el ADN-Z, que entre otras cosas regula la respuesta inmunitaria a los virus. Las respuesta implica dos proteínas que reconocen el ADN-Z, AADR1 y ZBP1, a través de un dominio Z-alfa que se une a la estructura del Z-ADN con gran afinidad.

Este dominio desactiva la respuesta inmunitaria contra uno mismo, mientras que el otro Z-alfa de ZBP1 activa las vías que matan a las células infectadas por el virus. Las interacciones entre ADAR1 y ZBP1 determinan si una célula tumoral vive o muere.

Ambas proteínas Z-alfa son inducidas durante la inflamación por el interferón. No suelen estar presentes en las células normales. Ambas también se expresan en los tumores, especialmente, en las células llamadas fibroblastos que las cancerosas refuerzan para apoyar su crecimiento.

Normalmente, los tumores dependen de ADAR1 para suprimir las vías de muerte celular que, de otro modo, acabarían con el tumor.

El equipo halló una pequeña molécula que podría eludir la supresión de ADAR1 y activar directamente la muerte de las células tumorales mediante ZBP1. El fármaco actúa independientemente de la mutación causante del cáncer. La forma de muerte celular inducida es altamente inmunogénica. La respuesta destruye los fibroblastos que sostienen el crecimiento del tumor.

El fármaco potencia la eficacia de la inmunoterapia que utiliza el anticuerpo bloqueador del punto de control dirigido a PD-1.