La enfermedad del Alzheimer suele asociarse a la vejez y, aunque es cierto que a la mayoría de las personas se les diagnostica después de los 65 años, en realidad la enfermedad empieza a desarrollarse muchos años antes de que aparezcan los síntomas.

Unas proteínas diminutas, conocidas como péptidos beta-amiloides, se agrupan en el cerebro formando placas, provocando inflamación y causando la muerte de las células neuronales.

Y es que aún no está claro qué desencadena exactamente estos cambios patológicos, pues siguen haciendo falta unos buenos marcadores diagnósticos que permitan detectar con fiabilidad la enfermedad en una fase temprana o hacer predicciones sobre su curso.

Por esta razón, el equipo de Erich Wanker, responsable de la investigación, estudia cerebros con Alzheimer para comprender su proteoma, es decir, la interacción entre todas las proteínas implicadas en el inicio y el curso de la enfermedad.

En el nuevo estudio revelado, los investigadores informan sobre un nuevo actor en el proceso patológico, un descubrimiento que ayudará a los científicos a comprender los mecanismos subyacentes al Alzheimer y que podría servir también como marcador para mejorar el diagnóstico.

Por ello, para estudiar los cambios en el proteoma, el equipo de Wanker utilizó ratones modificados genéticamente para presentar las mutaciones que se dan en personas con la enfermedad de Alzheimer familiar, los cuales mostraron los síntomas típicos, como la demencia.

Durante los análisis, observaron que una proteína llamada Arl8b se acumulaba en los cerebros de los ratones, junto con las placas de beta-amiloide, la cual también se acumulaba en las muestras cerebrales de pacientes de Alzheimer.

La proteína Arl8b está asociada a los lisosomas, orgánulos celulares que participan en la degradación de los cúmulos de proteína. Un aumento de la producción de esta proteína Arl8b puede degradar las placas, lo que reduciría el daño a las células nerviosas, como así ha revelado otro equipo de investigadores recientemente.

Un estudio más detallado de Arl8b podría ser la clave para comprender mejor la enfermedad de Alzheimer, y podría proporcionar una nueva diana para las terapias además de demostrar que los pacientes de Alzheimer tienen una cantidad significativamente mayor de Arl8b en el líquido cefalorraquídeo que los controles sanos.

A diferencia del tejido cerebral, el líquido cefalorraquídeo es fácilmente accesible para estudios diagnósticos, lo que significa que Arl8b es un candidato interesante como marcador diagnóstico.

El estudio sólo analizó un pequeño grupo de pacientes de Alzheimer, por lo que las expectativas deben mantenerse bajo control ya que es demasiado pronto para esperar una prueba diagnóstica.

Sin embargo, la vista sobre este trabajo es positiva, pues el estudio demuestra que la investigación proteómica puede aportar información crucial para identificar mecanismos y marcadores de la enfermedad y, por lo tanto, hacer avanzar la investigación. Además, esto no sólo se aplica al Alzheimer sino que también es relevante para otras enfermedades neurodegenerativas complejas como el Parkinson y el Huntington.