La sangre artificial es un sistema alternativo que permiten transportar oxígeno a todo el organismo, un término que muchas veces se utiliza de forma incorrecta, porque la sangre tiene más componentes que los glóbulos rojos, y otras funciones muy importantes como el transporte de nutrientes, la respuesta inmunitaria, o las funciones de coagulación, entre otras.

Buscar una fuente alternativa a la sangre es algo en lo que se lleva trabajando muchos años y hoy en día, y de forma exclusiva, solo se logra gracias a las donaciones voluntarias.

Durante cierto tiempo, se ha trabajado en líneas de investigación sin éxito centradas en el desarrollo de sistemas alternativos para el transporte de oxígeno, basados en compuestos químicos. Unos sistemas en los que se ha trabajado mucho y en los que se han invertido muchos esfuerzos, incluso desde la investigación a nivel militar en países como Estados Unidos, pero que no han logrado los frutos esperados porque el transporte de oxígeno era insuficiente y tenía efectos colaterales que llevaron al cese de las investigaciones.

Nueva línea de investigación: las células madre

Durante estos últimos 10-15 años y, a raíz del desarrollo de la investigación de las células madre, se ha abierto una nueva línea de investigación en la que trabaja desde hace unos años en Banco de Sangre y de Tejidos de Cataluña.

Sin embargo, tampoco se puede le llamar sangre artificial, porque es una forma alternativa de obtener glóbulos rojos en cultivo en laboratorio, pero a través de un donante. A partir de ellas, se ha podido generar un sistema continuo de producción de estas células, de forma que estos glóbulos rojos se pueden obtener de forma continua sin necesidad de depender exclusivamente de donaciones de voluntarios.

Cualquier desarrollo científico implica un tiempo, y aunque se lleva unos cuantos años trabajando en esta línea desde varios laboratorios del mundo, aún siguen faltando muchos pasos.

Un proceso factible

Hoy en día ya es un proceso factible poder disponer de unas células precursoras, las llamadas células madre e ‘in vitro’ mimetizar lo que es el proceso natural que ocurre dentro del cuerpo y a partir del cual se generan los glóbulos rojos en el organismo.

Sin embargo, aún quedan retos pendientes, en los que se está trabajando, como la eficiencia de este proceso, para que este sistema sea trasladable a la clínica y se pueda usar en el laboratorio.

Y aunque reproducir esta producción de glóbulos rojos sea factible, solo se puede realizar a pequeña escala, porque cada unidad de sangre tiene dos billones de glóbulos rojos. En Cataluña se necesitan mil donaciones al día para cubrir las necesidades transfusionales de la población y, por ello, habría que mejorar la eficiencia del proceso para poder lograr el coste-beneficio. Los costes asociados al proceso son muy elevados a día de hoy y por tanto hace que no sea viable para implementarse en breve.

De este modo, por un lado se está trabajando por buscar unas condiciones para que estos glóbulos rojos puedan ser seguros en el organismo del receptor, y por otro lado, se está poniendo en marcha un primer ensayo clínico en el que se está evaluando la transfusión en donantes voluntarios de unidades de estos glóbulos rojos producidos en el laboratorio.

Es el paso previo que permitirá demostrar la seguridad y la eficiencia de estos glóbulos rojos de laboratorio que pueden también ser utilizados en la práctica clínica. Grandes pasos hacia adelante pero que dejan retos pendientes, pues en la ciencia las cosas llevan su tiempo.

La necesidad de sangre es tal que en el fondo este tipo de producción de glóbulos rojos artificial, en el laboratorio, tendría sentido como complemento al sistema de donaciones actual basado en actos voluntarios, como alternativa a todo el sistema.

Actualmente hay algunas necesidades que están mal cubiertas o son difíciles de cubrir, lo que conlleva una dependencia absoluta de los donantes, como quienes tienen dependencia de un grupo sanguíneo espacial o poco frecuente, que podría solucionarse con estas células precursoras de laboratorio.

Otro de los beneficios sería en los pacientes que por su patología de base tienen un tipo de anemia, la anemia falciforme o necesidad de ser transfundidos de forma crónica y de lo que depende toda su vida.

Estos pacientes reciben tantas transfusiones que al final hacen anticuerpos y su sistema inmunitario crea unas defensas contra los glóbulos rojos que les transfunden, de forma que cada vez es más difícil encontrar sangre compatible.