En las calles de Filadelfia se puede ver a personas que deambulan como zombis por sus calles, caminan bajo el efecto de las drogas y todo comenzó a raíz de un medicamento que recetaban los propios médicos. El causante era el OxyContin, una panacea que prometía acabar con el dolor y que llegó a convertirse en todo un superventas, superando incluso a la Viagra. "Convencieron a los médicos de que este medicamento no era peligroso y que debía ser prescrito mucho más. Si (los médicos) están influenciados de manera inapropiada, podemos tener consecuencias muy negativas". Señala Patrick Radden Keefe durante la entrevista.
El periodista Radden Keefe, recoge esta historia en su libro 'El imperio del dolor' donde desenmascara a los responsables, los Sackler, la familia de magnates responsables de esta epidemia de adicción.
"En 1995 (Richard Sackler) dejó la Agencia del Medicamento y fue a trabajar a Purdue Pharma, la compañía que hacía el medicamento y que él había aprobado. Es una especie de corrupción sutil". Destaca el periodista.
Los Sackler han acordado pagar casi 4.000 millones de euros por convertir a más de 2 millones de personas en adictas, una multa que queda muy lejos de cubrir los 70.000 millones de euros que le cuesta esta epidemia de opiáceos a los Estados Unidos.
Publicar esa verdad, le ha costado a Radden amenazas de la farmacéutica que ha llevado a medio millón de personas a morir bajo prescripción médica.