En Canon de cámara oscura, Enrique Vila-Matas nos invita a seguir a Vidal Escabia, un escritor que ha guardado 71 libros en un cuarto oscuro de su casa. Su objetivo es crear un canon literario propio, distinto a lo oficial, eligiendo cada mañana un libro al azar y rescatando un último fragmento. Pero esas lecturas no sólo marcan su proyecto, también empiezan a influir en su vida y en su forma de escribir.
Con esta novela, Vila-Matas vuelve a hablar de lo que más le obsesiona: el misterio de escribir, la identidad y esa ausencia que deja el amor cuando desaparece.
Un tema recurrente en la misma es la idea de lo que se quiere escribir siempre resulta indecible. "Esta imposibilidad de escribir se ha vuelto un cliché. En realidad. No se trata de que no se pueda escribir, que, por otra parte, sí es difícil realmente trasladar de la mente a la escritura lo que hemos pensado y queríamos decir. Hay algo de indecible en la misma escritura", ha aclarado el autor sobre la imposibilidad de expresarse con el lenguaje.
"Cuando hablo de la imposibilidad de escribir en este libro, se trata más bien de darse cuenta ante alguien que toma conciencia de que en el mundo actual ya se vio en el siglo pasado, por ejemplo, en Robert Musil en El hombre sin atributos es imposible abarcar el orden del mundo actual, que no es narrativo. Es tan compleja y hay tal complejidad que no se puede abarcar, salvo en fragmentos, que es como trabaja esta novela", ha asegurado Vila-Matas.
Sobre la relación entre la literatura y la vida, y cómo se entrelazan entre sí, el autor nos ha comentado que ambas "se pueden estrechar de manera inextricable".
"La prueba está en que yo creo que el Quijote sugiere esto siempre. En realidad, el tema real del Quijote es esa unión entre vida y literatura. Esa imposibilidad, por otra parte, de que la vida se refleje en lo escrito, en su integridad y que hace que se diferencien vida y literatura. Lo que no quita que a veces lo leído interviene directamente nuestra vida. Y a la inversa", ha añadido.