El Niño es la nueva novela de Fernando Aramburu, una historia desgarradora e inolvidable, un prodigio llamado a convertirse en acontecimiento literario que compone una nueva entrega del extraordinario friso de gentes vascas. La nueva obra del autor de Patria, ficciona el trágico suceso ocurrido en Ortuella en 1980 en el que una explosión de gas en una escuela dejó sin vida a 50 niños.
En El Niño, Nicasio, ya jubilado, acostumbra a subir los jueves al cementerio de Ortuella a visitar la tumba de su nieto, uno de los niños fallecidos en el accidente que sacudió al País Vasco a principios de los años 80. Por las andanzas del abuelo, una figura que se agranda hasta hacerse inolvidable, por el testimonio de la madre muchos años después, por la crónica objetiva de lo que ocurrió en la familia. Descubriremos cómo aquella tragedia lacerante y devastadora les alteró. Cómo sacó a relucir aspectos inesperados y cómo trastocó sus vidas.
El deseo de Aramburu con esta novela ha sido contar historias de los ciudadanos, aquellos paisanos de extracción social humilde, dentro de un contexto político, social, el cual el propio autor conoció. En octubre de 1980, poco antes de las 12 del medio día, por causa de un escape de gas en un colegio de Ortuella, se produjo una explosión que produjo unos daños enormes en las aulas de la planta baja, donde se alojaban los alumnos de primero de EGB. En total tres aulas saltaron por los aires con los niños dentro y con el terrible resultado de 50 niños muertos, 2 profesores y la cocinera del centro. Aramburu explica que tenía una necesidad personal por el deseo de objetivar un recuerdo doloroso, incómodo, triste del transcurrir histórico de su tierra natal, un accidente que tiene una relevancia considerable dentro de la comunidad, "yo llevo como una especie de cicatriz en la memoria con relación a este hecho y me pareció que debía atenderlo desde la literatura".
El titulo de esta novela, El Niño, no tiene una relación directa con el hecho de que el protagonista muriera en la explosión, nos cuenta el autor, sino que esta circunstancia influye, de una manera brutal, en la vida de sus parientes, de su familia más directa y de su abuelo sobre todo. "Creo que no dudé en ningún momento en que la novela debería llamarse El Niño, primero dejándome llevar por el olfato literario, y para homenajear el nombre de todos los que perdieron la vida en ese accidente".
Muy importante en la novela es la relación que sostenían el abuelo y el niño, una pareja inseparable, hasta el punto de que el abuelo Nicasio, no puede soportar la idea de que ha perdido a su nieto y para encontrar consuelo se imagina que continua viviendo con el niño.
Con esta novela Aramburu ha intentado "abuelizarse", "en él he intentado llenar un hueco que yo he llevado conmigo toda mi vida y es que yo no conocí a mis abuelos varones y los hecho en falta cada vez más".
El Niño es una novela que muestra la manera en la que los personajes van rehaciendo su vida, que para el autor empieza de una manera trágica, sin ser un libro trágico, sino más bien positivo, ya que muestra la reconstrucción anímica, la reconstrucción de la vida.