Emperador de Roma es la nueva obra con la que Mary Beard vuelve a la primera plana de las novelas clásicas, tras publicar en 2016 una novela ambientada en el Imperio Romano, bajo el nombre de SPQR, ahora busca darle un enfoque más personal a la figura del emperador.

La obra realiza un repaso de aquellos emperadores que gobernaron el Imperio Romano, desde Julio César hasta Alejandro Severo, pasando entre otros, por el loco de Calígula o el filósofo Marco Aurelio. Recorre el día a día de la corte del Imperio, un lugar lleno de traiciones, venganzas, asesinatos y personas que estaban dispuestas a lo que fuera para alcanzar el poder y ser parte del círculo íntimo del emperador.

Julio César, el primero de todos los emperadores, fue quien dio forma a la figura de emperador-gobernante y según considera Mary Beard, fue un "proto-emperador", en un tiempo, el siglo I. a.C en el que la democracia romana se está desmoronando y él cambió la forma al gobierno de un solo hombre, algo que se mantuvo durante toda la época del Imperio.

La mayoría de los emperadores murieron asesinados y la gente tiene la idea de que eran personas terribles. Sin embargo, eso no es así, según cuenta Mary Beard, es cierto que murieron asesinados, pero no porque no estuviesen de acuerdo con sus directrices. En el Imperio Romano no había unas directrices claras a la hora de la sucesión así y tampoco se abdicaba. Había trifulcas entre aquellas personas que estaban más o menos postuladas como futuros sucesores y la única manera de acceder al cargo era quitándose de en medio al emperador, es decir, asesinándole. Por eso muchos emperadores murieron a manos de quien les sucedía en el cargo.

Ante la pregunta de si se podría establecer alguna similitud entre la situación política de la actualidad con el Imperio Romano, la propia Beard lo tiene claro: "El libro Emperador de Roma no busca dar ninguna lección a la sociedad actual".

Sin embargo, algo que sí que la llamó la atención a la hora de estudiar dicha época histórica fue "como el gobierno de un solo hombre y esa autocracia no se mantenía a través del derramamiento de sangre", pese a que la ciudad de Roma era un lugar muy sangriento, pero "el emperador se mantenía en el cargo porque la sociedad lo aprobaba".