Periodista de formación y escritora de profesión, Paula Hawkins, nacida en Zimbabue y afincada en Londres, nos sorprende con un thriller, 'Punto ciego', en el que hasta el acto mejor intencionado puede tener trágicas consecuencias. Una historia llena de giros y tensión magníficamente desarrollados por la maestra del suspense por excelencia.

El éxito de 'La chica del tren', reconoce Hawkins, fue un reto difícil de gestionar con la escritura del libro, pero transcurridos varios años desde que el libro se convirtiera en un fenómeno mundial, Paula afirma que su proceso creativo es bastante más organizado de lo que solía ser.

La autora asume que los lectores siempre tienen una serie de expectativas cuando se trata de una novela de suspense, pero en lo que al desarrollo de la trama se refiere tiene muy claras sus ideas y no deja que nadie la determine.

La escritora británica revela que a la hora de empezar un nuevo proyecto, el desarrollo de los personajes es lo primero que ocupa su mente, y los cimientos por los que empieza a construir un libro, pero algo ha cambiado en esta novela con respecto a sus anteriores trabajos.

Así como 'La chica del tren' empezó con el desarrollo de Rachel, la protagonista de la novela que en 2016 cobró vida con la película de Tate Taylor, en 'Punto ciego' el punto de partida es una ubicación y la idea de una trama, rompiendo con la tradición de Hawkins, un proceso creativo totalmente distinto, pero con una protagonista tan compleja como las de sus anteriores novelas.

Hawkins afirma que el pasado determina, en cierto modo, a todo el mundo, y al igual que en 'Punto ciego', la clave de la trama reside en el lado de la historia en que cada uno decide situarse: dejar ir el pasado o dejar que a uno lo atrape. El lector verá que esta novela no le dará opción, y esa sensación de aislamiento que la autora consigue situando la acción en un solitario acantilado en Escocia, acabará reteniendo al que se atreva a abrir sus páginas.