Calcinados por las llamas o muertos por la falta de alimentos y refugio, al menos 480 millones de animales son víctimas de los devastadores incendios forestales que arrasan desde septiembre Australia. Una cifra que únicamente se refiere a los mamíferos, aves y reptiles de Nueva Gales del Sur, el estado más afectado por las llamas.
Aunque el impacto real de los incendios no se sabrá hasta que los científicos puedan entrar en las zonas calcinadas, se calcula que la perdida de series vivos va a provocar un gran desequilibrio en los ecosistemas.
Además, al perder gran porcentaje de los ejemplares que polinizan las plantas y transportan las semillas, la recuperación de las zonas quemadas va a resultar aún más difícil e, incluso, se cree que algunas especies de mamíferos y reptiles con poca movilidad puede que no regresen nunca a las zonas donde previamente habitaban, según ha señalado el ecólogo y presidente de la Sociedad Australiana de Animales y del Comité Científico de Nueva Gales del Sur, Chris Dickman.
El investigador apunta que también los ríos se van a ver afectados por la degradación de la calidad de sus aguas, las cuales tendrán consecuencias tanto para los seres vivos que vienen en ellos como para los alimentos de los animales.
Australia, hogar de especies únicas
De las 300 especies nativas australianas, como son algunos marsupiales, los canguros, koalas, ornitorrincos o dingos, unas 244, lo equivalente al 81%, viven únicamente en regiones de este país.
Por lo que resulta preocupante que alrededor de 34 especies de mamíferos nativos de Australia se hayan extinguido en los últimos 200 años, siendo la tasa de pérdida de animales más alta de todas las regiones del mundo, y que se vaya a incrementar con los actuales incendios.