"Hace veinte años el desarrollo sostenible se colocó en la agenda global, pero nuestros esfuerzos no estuvieron a la altura del desafío, nos comportamos como si pudiéramos quemar nuestro futuro. Hoy ya no tenemos más tiempo", dijo Ban en Río de Janeiro, ante un centenar de mandatarios y delegados de todo el mundo.

El representante de la ONU demandó a los países que sean activos, superen "los intereses particulares" y adopten una visión de largo plazo para dejar un legado de un mundo más sostenible a las generaciones futuras. Según Ban, todavía hay oportunidad de "corregir" la falta de cuidado a la naturaleza de las últimas décadas y para "equilibrar" el crecimiento económico y las cuestiones ambientales.

Previamente, en horas de la mañana, Ban había pronunciado otro discurso al comenzar la primera sesión de la cumbre en la que se designó a la mandataria brasileña, Dilma Rousseff, como presidenta de la conferencia, y al canciller brasileño, Antonio Patriota, como su vicepresidente.

Progreso significativo
Ban señaló que el documento que se ha acordado en la Río+20 supone un "progreso significativo" en el desarrollo sostenible y que ha mostrado que los líderes mundiales pueden ponerse de acuerdo "en lo que es importante".

El responsable sostuvo que por encima de su puesto de secretario de Naciones Unidas es "padre y abuelo" y le quiere dejar a sus descendientes un futuro en el que se pueda beber agua limpia, respirar aire puro y exista comida en abundancia.