Un campamento "tortuguero" para  salvar tortugas marinas en el estado mexicano de Oaxaca. El proyecto Kowabunga, de origen español, busca aprovechar "la naturaleza sin devastarla", e insta a que las comunidades locales participen.

La presidenta de la asociación Kowabunga, Clara Cordón, es la impulsora de este proyecto y advierte del peligro que supone que los habitantes de Oaxaca perjudiquen a la naturaleza, según ha comunicado la asociación.

La falta de recursos es el principal motivo de que los habitantes “esquilmen” la naturaleza al cazar tortugas o cocodrilos "para comer", aunque Cordón ha reconicido que existe una parte de la comunidad concienciada con el ecoturismo y el respeto "hacia la vida animal".

Lo primero que tiene que oler una tortuga al nacer es la tierra, porque será solo ahí donde volverá cuando sea adulta para reproducirse. Al entrar en contacto con la piel humana no va a saber identificar su origen y, en consecuencia, no se va a reproducir nunca”.

Cordón ha recordado que la tortuga ha sobrevivido a “multitud de catástrofes” y que su catalogación de especie en peligro de extinción se debe a la acción humana. La propuesta de esta organización consiste en un viaje estival durante 15 días en la época en la que las tortugas regresan a desovar. A través de un campamento “tortuguero” (durante la primera semana de desove), se realiza la observación de las hembras y liberación de crías, para evitar interferir en el funcionamiento habitual de esta especie.

Kowabunga organiza desde España viajes con el fin de evitar la presencia de personas que roban los huevos de las tortugas, así como de estos ejemplares, para venderlos en el mercado negro. La asociación está asentada en la comunidad indígena zapoteca de la Ventanilla y en la comunidad protegida de la Escobilla, ambas en el estado de Oaxaca, donde se produce una “gran llegada” de estas especies y se indica en la nota que el Gobierno mexicano favorece las actividades ecoturísticas.