Al menos 480 millones de animales han sufrido las consecuencias de los incendios forestales que asolan en los últimos meses los bosques australianos. De momento, el territorio más afectado por la catástrofe se sitúa en el estado de Nueva Gales del Sur, donde gran parte de los mamíferos, aves y reptiles que lo habitan se encuentran en grave peligro desde que comenzara la dramática situación el pasado mes de septiembre.

Como medida para paliar los efectos que las llamas tienen sobre las distintas fuentes de alimentación especies animales, el Gobierno australiano ya ha comenzado a sobrevolar las principales áreas arrasadas y a lanzar desde helicóptero miles de kilos de tubérculos.

Por su parte, el gobierno de Nueva Gales del Sur se ha centrado en proteger el hábitat natural del ualabí, un marsupial endémico de la zona, mediante el depósito de más de dos toneladas de zanahorias y boniatos en puntos estratégicos.

Junto a esto, se ha procedido a la instalación de cámaras para observar el consumo de la comida por parte de los animales. Desde septiembre, los incendios han arrasado más de 80.000 kilómetros cuadrados, una superficie mayor que el total de Irlanda o de Panamá. Además, las llamas ya habrían acabado con más de 2.000 viviendas.

Al menos 28 personas han perdido la vida mientras los bomberos intentan contener las decenas de focos activos en los estados de Victoria y Nueva Gales del Sur, en el que se han registrado 20 de las víctimas mortales.

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