Un grupo de investigadores de la UPM han desvelado que el despilfarro de comida, teniendo en cuenta los alimentos que sobran y los que caducan o se estropean antes de que los consumamos, alcanza la cifra de los 2.095 hectómetros cúbicos en nuestro país, lo que equivale a una bañera de grande llena de agua cada día.

El estudio, elaborado por el Centro de Estudios e Investigaciones para la Gestión de Riesgos Agrarios y Medioambientales al que pertenece la UPM, la Entidad Estatal de Seguros Agrarios y Agromutua-Mavda, ha evaluado la relación entre las dietas y el volumen de agua necesario para producir sus ingredientes.

Tras estudiar los hábitos de consumo de alimentos, los patrones de desperdicio en los hogares españoles y el origen geográfico de la comida para calcular la cantidad de agua “importada” que se usa al producirlos, los investigadores han determinando que el 41% de la huella hídrica proviene de Túnez, Portugal y Francia.

Dietas sostenibles

Además, han señalado que la tipología de la dieta influye más en esa huella hídrica que el desperdicio en sí de los productos, así que ingerir dietas más sostenibles y saludables también genera beneficios en el medio ambiente.

“Mantener una dieta mediterránea en la que las frutas, verduras y pescado representen la mayor porción de la ingesta de alimentos proporcionaría un gran ahorro de agua a los hogares”, puesto que la carne, las grasas animales y el conjunto de productos lácteos son, según sus estudios, los alimentos que más agua consumen para ser producidos.

Total de huella hídrica

Los resultados también mostraron que, en el período analizado -de octubre de 2014 a septiembre de 2015-, cada español gastó una cantidad de agua destinada al consumo equivalente a 33 duchas de cinco minutos al día, es decir, 3.302 litros por persona en una sola jornada.

Además de todo lo anterior, el estudio recuerda que las previsiones demográficas para 2050 cifran la población mundial en más de 9.000 millones de personas en el mundo, lo que implicaría la necesidad de aumentar la producción de alimentos entre un 50 y un 60% para los próximos decenios.