El nuevo trabajo ha logrado reciclar el grafito de estos aparatos, ubicado en el polvo negativo de la batería y cuya función es la de almacenar y conducir el litio. De esta forma, se eliminan las impurezas del material desgatado, y se logra reordenar su estructura y volver a reactivarlo para darle nuevos usos.

Otro de los aspectos más significativos del proyecto se encuentra en que en el polo positivo de la batería reciclada se puede prescindir del cobalto, usado frecuentemente en la industria de los dispositivos móviles. Además, se trata de uno de los denominados 'minerales de sangre', cuya explotación, al igual que el coltán, está asociada a minas en zonas de conflicto.

Por otro lado, algunas de las pruebas ya realizadas muestran que la capacidad de esta batería se mantiene estable después de superar los 100 ciclos de carga. Esto equivaldría a un año aproximado de autonomía.

Sin embargo, la investigación se ha realizado a pequeña escala, por lo que aún queda mucho camino para que este proceso pueda estandarizarse en el mercado, como señalan los autores.