Un multitudinario "flashmob" convocado por la organización ecologista Greenpeace en el Arco de Triunfo de Barcelona fue el reclamo este domingo para celebrar el Día mundial de la Tierra. A ritmo de samba, los participantes pidieron que se detenga la desforestación de la Amazonía.

Pero éste no fue el único acto reivindicativo del Día de la Tierra. En Madrid se convocó un pasacalles "crítico y reivindicativo" centrado en problemas como el cambio climático, la subida de precios del transporte público o el proyecto de casinos 'Eurovegas'.

El Día de la Tierra se celebró este domingo en todo el mundo para reclamar una mayor atención sobre la crisis ambiental y aunque 42 años después de su primera edición la concienciación de la ciudadanía ha aumentado aún quedan retos.

Quienes siguieron la convocatoria, que nació en Estados Unidos, reconocen que por ser de seguimiento popular y espontáneo la celebración carece de agenda oficial.

La directora de Amigos de la Tierra, Liliane Spendeler, ha explicado a Efe que se trata de un día "para demostrar a los poderes públicos, a través de la celebración y la concienciación ambiental, que ocuparse de la Tierra es muy importante". Según Spendeler, el Día de la Tierra "pertenece a la gente" frente a otras celebraciones "más institucionales" como el Día Mundial del Medio Ambiente.

Los datos científicos señalan que el ritmo de extinción de especies en el planeta es en la actualidad entre 100 y 1.000 veces superior al que sería natural. Los científicos también advierten del riesgo de un cambio climático irreversible si no se reducen las emisiones globales de gases de efecto invernadero, como el dióxido de carbono.

La red que coordina internacionalmente esta celebración, "Earth Day Network", integrada por 22.000 organizaciones de 192 países, estima que más de 1.000 millones de personas han participado este año en alguna de las acciones de la nueva convocatoria.