La demanda de vino mientras continúa el cambio climático podría tener un impacto en la biodiversidad a medida que los viticultores busquen tierras más altas para sus viñedos, según un artículo que publica hoy la revista Proceedings of the National Academy of Siences (PNAS).

Un equipo internacional de investigadores, entre los cuales se cuenta Pablo Márquez, de la Universidad Católica Pontificia de Chile, indicó que serán necesarios esfuerzos de adaptación agrícola y conservación para contrarrestar los efectos indirectos del calentamiento global.

Para evaluar los impactos ecológicos de estos cambios, el equipo encabezado por Lee Hannah del grupo Conservation International en Arlington, Virginia (EE.UU.), examinó la forma en que los cambios climáticos proyectados afectarán a la producción de uva del vino.

Ésta es una industria muy sensible a las variaciones climáticas y se concentra en áreas de biodiversidad muy específicas, en torno al Mar Mediterráneo y regiones templadas de América del Norte, y en las franjas templadas de América del Sur y los Andes.

"Se espera que el cambio climático impacte directamente en los ecosistemas, por ejemplo mediante variaciones en los controles climáticos de las regiones donde se extienden las especies, indirectamente con cambios en el uso humano de la tierra que pueden resultar en pérdidas de hábitat", indicó el artículo.

"La producción de uva de vino proporciona un buen método para medir los impactos indirectos mediados por cambios en las prácticas agrícolas, porque la viticultura se concentra en regiones climáticas que son sitios muy importantes de biodiversidad en todo el planeta", agregó.

Disminución de las producciones Los investigadores tomaron como referencia diversas regiones del mundo con lo que ellos describen como "clima mediterráneo", apto para la viticultura, entre ellas California, Chile, y Europa alrededor del mar Mediterráneo.

Luego elaboraron modelos por computadora teniendo en cuenta las variables del cambio climático hasta 2050 y llegaron a la conclusión, por ejemplo, de que el área adecuada para la viticultura actualmente en California disminuirá una media del 60 %.

El área apta para la viticultura actualmente en Chile disminuirá una media del 25 %, y la de Europa una media del 68 %.
"Es probable que Chile experimente uno de los mayores impactos sobre el agua dulce en las regiones de cultivo con clima mediterráneo", señaló el artículo. "Hacia 2050 la mayor parte de los valles más adecuados para la producción de vino en Chile (Maipo, Cachapoal y Colchagua) se tornarán inadecuados".

"Se proyecta que la aptitud de otras regiones (Aconcagua y Maule) disminuirá considerablemente, lo cual posiblemente llevará al uso del agua para el enfriamiento de la uva y a una mayor necesidad de irrigación debido a la disminución de las lluvias", agregó el estudio.

Para sustentar la producción del vino, según estos autores, los viticultores necesitarán ampliar las áreas de viñedos adoptando prácticas agrícolas novedosas que, probablemente, afectarán a áreas de alta biodiversidad actualmente no trastornadas por el uso humano.

Como ejemplo señalaron que el establecimiento de viñedos en tierras más altas con temperaturas bajas podría afectar a los ecosistemas de las montañas, al tiempo que el incremento de la irrigación y el uso de neblinas para enfriar la uva podrían agotar los recursos limitados de agua dulce.