La dorada es una especie de gran importancia económica que se cultiva en todo el Mediterráneo, con una producción de más de 200.000 toneladas anuales.

Su naturaleza hermafrodita con una reversión macho-hembra a partir del segundo año de vida, junto con su capacidad de adaptación a cambios de salinidad, temperatura, disponibilidad de oxígeno y composición del alimento, son las principales claves de su cultivo, según señala el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), quien ha realizado un estudio del genoma de esta especie con el Centro de Regulación Genómica (CRG) para conocer su base genética.

Los científicos han secuenciado y ensamblado más de 1.250 millones de pares, de un total estimado de 1.600 millones, gracias a los que han obtenido la versión más completa hasta la fecha de la secuencia del genoma de la dorada.

A pesar de que se han identificado más de 55.000 genes que se expresan de forma activa, lo más relevante del estudio es que el 55 por ciento de estos genes presentan múltiples copias.

Toni Gabaldón, investigador del CRG, ha subrayado que gran parte de estas multiplicaciones no se corresponden con los sucesos evolutivos de duplicación que conocían previamente en peces, sino que son propias de la especie y, por tanto, recientes en términos evolutivos.

Además, han demostrado que muchos de los genes duplicados influyen en la respuesta inmunitaria y sensorial, a cambios en el medio y en la transposición genómica.

Este hallazgo ha hecho que los científicos prevean que las multiplicación de la maquinaria molecular puedan mejorar la capacidad de cultivación y la adaptación de la especie en un contexto de cambio global, el cual requiere respuestas rápidas y efectivas en sistemas de cultivo intensivo con una alta carga de patógenos.