El investigador del CSIC ha recordado que la comunidad internacional se puso "medianamente de acuerdo", con el Acuerdo del Clima de París -del que Estados Unidos ha anunciado su retirada-, en una reducción de la emisión de gases con efecto invernadero.

Pero ahora, "de repente, un gran contribuyente en positivo" como es el bosque amazónico lo será menos debido a los graves incendios.

En lo que va de año se han contabilizado cerca de 80.000 focos de fuego en la selva amazónica, con picos durante el mes pasado de hasta 2.500 simultáneos, lo que también supone emisiones adicionales de CO2 a la atmósfera, pero para Valladares esta circunstancia no es lo más grave.

Para ayudar a reducir la cantidad de gases "contábamos con un bosque amazónico que hiciera una función, que ya no va a hacer igual, pues nos hemos quedado sin unos millones de hectáreas que no van a funcionar en los próximos diez o doce años captando el CO2".

El Amazonas es "cada vez más pequeño y funciona peor", dice el doctor en Ciencias Biológicas, quien cita un estudio que demuestra cómo en los últimos años 30 años ha dejado de fijar la mitad de carbono debido a una combinación de factores no todos bien conocidos.

Algunos de esos factores son la deforestación o el efecto directo de algunas actividades humanas.

Los fuegos que arrasan el Amazonas han terminado por llamar la atención de medios y sociedad, por eso espera que este nuevo foco mediático y la presión internacional haga que la temporada de incendios acabe de manera menos catastrófica.

Para frenar la plaga de incendios no hay solo que castigar a quien prenda fuego, sino que hay que educar, concienciar, que la gente se dé cuenta de que si conserva la Amazonía puede tener una vida "más amable y próspera".

Cuando los fuegos finalmente se extingan surgirá la pregunta de si el bosque quemado podría algún día recuperarse, lo que hasta cierto punto es posible, pero depende de muchos factores.

El bosque amazónico -explica- "quema mal porque hay mucha humedad. El primer fuego no lo quema del todo, lo que lo terminaría de machacar sería un segundo incendio unos años después. Eso lo convierte en sabana y es irreversible".

Si las zonas quemadas logran varias décadas de condiciones favorables, "tranquilas" e incluso con medias que ayuden, como prevenir la erosión, es posible que se recuperen en "un porcentaje muy alto".

El problema, destaca Valladares, es que "no damos tregua. No podemos pensar que la naturaleza va a obrar milagros. La naturaleza bastante hace para regenerar pero no lo hace de forma automática".