Esta situación implicaría que la subida de nivel del mar provocada por el deshielo de la Antártida Occidental aumentase considerablemente durante las próximas décadas. Por ello, los científicos han realizado simulaciones en el superordenador nacional del Reino Unido para saber hasta qué punto el deshielo es inevitable, aprender a adaptarse a él y conocer si la comunidad internacional tiene aún control sobre la situación, mediante la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.

Teniendo en cuenta la variabilidad climática como El Niño, no encontraron diferencias significativas entre los escenarios de emisiones de rango medio y los objetivos más ambiciosos del Acuerdo de París de 2015. Incluso en el mejor de los casos, con un aumento de la temperatura global de 1,5 °C, el deshielo va a aumentar tres veces más rápido que en el siglo XX. Esta pérdida de hielo de la Antártida Occidental podría deberse al calentamiento del océano Antártico, especialmente en la región del Mar de Amundsen, y podría elevar el nivel medio del mar hasta cinco metros.

En diversas regiones del mundo, existen millones de habitantes que residen en proximidad a las zonas costeras, y estas comunidades serán gravemente impactadas por el incremento del nivel del mar. Una comprensión más precisa de los cambios que se avecinan brindará a los líderes políticos la oportunidad de prever y adaptarse con mayor eficacia a esta situación. Kaitlin Naughten, la autora principal del estudio y miembro investigador del British Antarctic Survey, enfatiza que "parece que hemos perdido la capacidad de gestionar el proceso de deshielo de la capa de hielo de la Antártida Occidental".

Para tratar de conservarla en su estado histórico, tendríamos que haber prevenido los daños del cambio climático hace décadas. A pesar de todo, hay un lado positivo y es que el hecho de reconocer esta situación con antelación permitirá que el mundo tenga más tiempo para adaptarse a esta subida de nivel del mar. Por tanto, si hay que hacer cambios en zonas costeras, esos 50 años de antelación podrían marcar una gran diferencia.

El equipo simuló cuatro escenarios futuros en el siglo XXI y XX y en ellos estabilizaban el aumento de la temperatura global en los objetivos fijados por el Acuerdo de París: 1,5 ºC y 2 ºC, o seguían escenarios estándar de emisiones de carbono medias y altas. Todos los escenarios provocaron un calentamiento significativo y generalizado del Mar de Amundsen y un mayor deshielo de sus capas de hielo. Respecto a los tres escenarios de rango inferior, siguieron trayectorias prácticamente idénticas a lo largo del siglo XXI y se pudo ver que incluso en el mejor de los casos, el calentamiento del mar de Amundsen se aceleró en un factor tres haciendo que el deshielo de las plataformas de hielo flotante que estabilizan los glaciares interiores siguiese a continuación, aunque empezó a aplanarse a finales de siglo.

En la peor de las situaciones, después de 2045, las plataformas de hielo se derritieron más que en los demás. A pesar de todo, los autores han advertido de que es poco probable que se de este escenario en el que el alto consumo de combustibles fósiles aumente tan rápidamente las emisiones. Sin embrago, ofrecen pronósticos inquietantes sobre el proceso de deshielo de la plataforma de hielo del mar de Amundsen. "No debemos dejar de esforzarnos por reducir nuestra dependencia de los combustibles fósiles", ha advertido Naughten. "Lo que hagamos en la actualidad contribuirá a ralentizar la tasa de aumento del nivel del mar a largo plazo. Cuanto más lento sea este incremento, más sencillo será que los gobiernos y la sociedad se adapten a él, aunque no podamos detenerlo por completo".