Un equipo del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) han demostrado por primera vez de forma experimental la teoría de la selección sexual basada en dinámica ‘piedra papel o tijera’ (PPT), un modelo que ofrece una explicación a cómo los diferentes morfotipos, que es la expresión visible de las variaciones del AD, de una población se mantienen sin que ninguno de ellos acabe desapareciendo por completo.

La investigación, en la que han participado cinco investigadores y que es fruto de la tesis doctoral del investigador Luis M. San José, permitirá, según el organismo científico continuar avanzando en esta línea en otras especies del reino animal.

Según han explicado los científicos, hay tres "morfotipos" de lagartijas macho que se diferencian entre sí por el color del vientre, que puede ser naranja, amarillo o blanco. Cada morfotipo (que en los humanos se expresa a través de rasgos como el color de los ojos o el tono de la piel) emplea "distintas estrategias vitales" e, igual que en el juego infantil, "cada una de ellas gana o pierde en función de la estrategia a la que se enfrenta".

¿Cómo se ha llevado a cabo?

Durante el primer año la esperanza de vida de los ejemplares juveniles es del 8% de media ya que son atacados por los machos adultos. Cuando el número de adultos de un color es mayor, los juveniles de ese mismo color tienen más posibilidades de sobrevivir ya que tienen menos atacantes. Una vez superado ese primer año su esperanza de vida está en torno al 75%.

Los investigadores llevan años analizando seis poblaciones que mantienen en condiciones seminaturales y han verificado que la preeminencia de un morfotipo de lagartijas sobre otro va rotando en ciclos que duran de cuatro a ocho años. “Frente a la mayoría de los eventos biológicos, los ciclos de los tres morfotipos de machos son constantes, estables y previsibles. Se sabe en qué dirección avanza el ciclo y, por lo tanto, qué juveniles van a sobrevivir mejor en función de la parte del ciclo en la que estén”, aclara Patrick S. Fitze, investigador del MNCN y del Instituto Pirenaico de Ecología, ambos del CSIC.

Para comprobar cómo las lagartijas hacen la selección sexual, en tres de las poblaciones aumentaron artificialmente el número de machos soltando ejemplares inmaduros, de forma que se retrasaba el ciclo de rotación de los morfotipos. Los ejemplares inmaduros son aquellos que ya han sobrepasado la etapa crítica de supervivencia y ni serán atacados por los machos adultos, pero todavía no pueden reproducirse. En las otras tres poblaciones soltaron ejemplares inmaduros de otro morfotipo para acelerarlo.

En este trabajo han comprobado que, en las lagartijas de turbera, la selección sexual depende de las hembras que basan su selección en función de las posibilidades de supervivencia de las crías. Fitze explica el resultado: “Con esta alteración hemos constatado que las hembras analizan cómo va a evolucionar el ciclo y elijen acoplarse con los machos cuyos genes favorecerán la supervivencia de la descendencia. Consiguen así tener crías de ese mismo morfotipo y aumentar sus posibilidades de sobrevivir el primer año. Es la primera evidencia robusta de la existencia de esta dinámica de ciclos”

El hallazgo ha sido publicado en la revista científica 'Proceedings of the Royal Society' y los autores del artículo explican como la dinámica descrita es válida para la 'Zootoca vivipara' (nombre científico de la lagartija de turbera) y detallan como en la misma especie pueden coexistir distintas generaciones debido a la longevidad de sus hembras, que pueden vivir hasta 13 años y de las que depende la selección sexual, frente a los 5 años que viven de media los macho.