La tortuga boba es la protagonista de la iniciativa de recuperación y conservación llevada a cabo en una playa de Elche (Alicante). Allí se han liderado veinticinco crías de esta especie de tortuga, que se encuentra en peligro de extinción. 

Junto a estas crías, también se ha liberado un tortuga adulta. Algunas de ellas portarán emisores GPS vía satélite para controlar su crecimiento. La fecha elegida para la liberación de estos animales depredadores de medusas tampoco es casual ya que estos días el agua del mar es templada.

Las tortugas han estado arropadas por cientos de niños y mayores, que les han deseado suerte desde la arena de la playa del Carabassí en un acto al que han acudido la consellera de Agricultura, Medio Ambiente, Cambio Climático y Desarrollo Rural de la Generalitat Valenciana, Elena Cebrián, y el alcalde ilicitano, Carlos González.

La suelta es la culminación de un laborioso trabajo que ha implicado la colaboración de numerosas organizaciones durante más de un año ya que estas crías provienen de una "excepcional" puesta en la noche del 27 de junio de 2014 en la playa de San Juan de Alicante, donde se localizó una hembra excavando un nido para depositar 130 huevos. 

Dado que esa playa tan concurrida por los veraneantes no ofrecía garantías para el nacimiento exitoso de las crías, en una actuación sin precedentes, se trasladó una parte de la puesta a un nido artificial en la playa protegida del parque natural de l'Albufera (Valencia) y el resto a incubadoras del l'Oceanogràfic, en la ciudad valenciana. 

De todos ellos, nacieron 101 pequeñas tortugas y, tras un año de cuidados, se ha producido la liberación de las 25 primeras, una vez que los expertos consideran que han alcanzado una talla "idónea" para su devolución al mar con garantías de supervivencia (con esta talla la probabilidad de vivir se estima en el 90%, por sólo el 1% si se hubiera hecho durante los primeros meses de vida). 

Para la vuelta al mar se ha escogido la playa del Carabassí de Elche, que se ubica en el complejo dunar virgen del parque natural del Clot de Galvany (Red Natura 2000) y frente a la isla de Tabarca y su ricas y extensas aguas protegidas, que en 1986 se convirtieron en la primera 'reserva marina' de España. 

Se ha elegido esta zona de la costa de Alicante porque, prácticamente, carece de contaminación lumínica y, precisamente por estar un paraje protegido, se garantiza que el lugar siga sin urbanizar ante la posibilidad de que alguna retorne para el desove de huevos.

Un técnico de la Conselleria de Medio Ambiente, Juan Eymar, ha añadido que el sistema de seguimiento vía GPS es inocuo para los animales ya que el mecanismo, adherido con silicona, se despegará de forma natural en unos seis meses, tras lo cual se perderá el rastro de las tortugas.