Desde el 17 de agosto, y hasta el próximo 28 de este mes, Ginebra acoge a representantes de distintos países para participar en la décimo octava Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre (CITES). A lo largo de esta cumbre se busca alcanzar nuevos acuerdos sobre la protección de especies amenazadas, así como acerca de la relajación de algunas limitaciones para el tráfico de especies que han experimentado la recuperación de sus poblaciones.

En esta ocasión, los 3.000 expertos pertenecientes a los 182 estados, junto con la Unión Europea, responsables de esta Conferencia Mundial sobre Vida Silvestre han acordado la discusión de 56 propuestas de valoración del estado de protección actual de distintas especies animales y vegetales amenazadas, o en riesgo de amenaza. Entre las propuestas más destacadas aparece la protección de los elefantes africanos, así como de las jirafas o del comercio de animales considerados exóticos.

La protección del elefante africano afecta a países como Nigeria, Kenia, Botsuana, Namibia y Zimbabue. Por una parte, los dos primeros estados proponen que aumente el nivel de protección de esta especie y que se prohíba toda tasación económica de los productos derivados de su caza, al entenderse que se trata de un animal en peligro de extinción.

No obstante, por su parte, los representantes de Botsuana, Namibia y Zimbabue buscan que esta Convención apruebe la eliminación de ciertas restricciones en materia referente a esta especie, al considerar que se ha logrado recuperar parte de su población. De esta forma estos estados buscan que se permita el comercio de trofeos de caza, animales vivos o ciertos productos de marfil.

A este respecto, representantes de Singapur han firmado la prohibición total del comercio de productos derivados del elefante para septiembre de 2021, después de la incautación de casi 9 toneladas de marfil perteneciente a más de 300 ejemplares.

En cuanto a las limitaciones del tráfico de mascotas exóticas que se esperan aprobar en esta convención, responden a dos cuestiones. Por una parte, se busca proteger especies de anfibios y reptiles muy amenazadas; pero, por otro lado, también se pretende evitar el tráfico de especies invasoras fuera de sus países naturales.