El vertido tóxico en la localidad de Ajka que se produjo el 4 de octubre por la ruptura de un dique de un material conocido como "barro rojo", una sustancia química muy tóxica, corrosiva y alcalina, ha hecho al mundo recordar otras tragedias ecológicas de fatales consecuencias.

El más espectacular y catastrófico de todos los desastres ecológicos de la historia es el de la explosión de la central nuclear de Chernobil en 1986. Sucedió en Ucrania donde el fallo en un reactor de la central nuclear provocó una explosión y un pavoroso incendio. Ocho toneladas de material radioactivo salieron al exterior matando a 20.000 personas. Además 300.000 personas sufrieron cáncer y otras 300.000 tuvieron que ser realojadas a varios kilómetros de la llamada zona cero.

En 1989 se produjo otra catástrofe medioambiental con el naufragio del petrolero Exxon Valdez frente a las costas de Alaska. El superpetrolero vertió al mar más de 40.000 toneladas de crudo contaminado en más de 2.000 kilómetros de costa. Miles de animales salvajes murieron y afectó seriamente a la industria pesquera y a la economía de Alaska.

Este mismo año se produjo en el Golfo de México un vertido ocho veces superior al de Alaska cuando una plataforma petrolífera de BP se rompía liberando 400.000 toneladas de crudo que contaminaron la costa de Louisiana, Alabama y los humedales. Cinco meses después del desastre la compañía BP logró sellar la fuga, cerrando la base del pozo con cemento.

En 1984 se produjo en Bhopal el mayor desastre químico de la historia. Se produjo una fuga en una fábrica de pesticidas, gases altamente tóxicos se pusieron en contacto con la atmósfera formándose una nube letal por la que murieron 8.000 personas.

Tragedias como estás tardan años en regenerarse y dejan a las regiones afectadas seriamente tocadas. En España también vivimos una catastrofe similar en Aznalcollar.