Los científicos que investigan las implicaciones de la basura que inunda los océanos llevan tiempo advirtiendo del peligro que comportan los plásticos, no solo por su propia composición, sino también por su capacidad para absorber y acumular otros contaminantes, desde hidrocarburos hasta pesticidas.
En concreto, siete investigadores de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) han presentado en la revista “Science of the Total Environment” el trabajo más detallado publicado hasta la fecha sobre los compuestos que absorben en el mar los plásticos, en el que se han detectado sustancias hasta ahora no analizadas en ese tipo de residuos, como el clorpirifos, un pesticida agrícola cuya prohibición en Europa solicitan los principales grupos ecologistas.
El estudio analiza los compuestos químicos que arrastran consigo los microplásticos recogidos en cuatro playas canarias: Famara (Lanzarote), Las Canteras (Gran Canaria), Lambra (La Graciosa) y Los Cuervitos (Gran Canaria), las dos primeras muy frecuentadas por bañistas y las dos segundas más solitarias y “casi vírgenes”.
Las dimensiones de problema son conocidas: cada año se arrojan al mar hasta 12,7 millones de toneladas de plásticos que no se degradan, sino que se fragmentan y fragmentan a lo largo del tiempo hasta quedar reducidos a partículas de tamaño milimétrico, susceptibles de ser ingeridas por el plancton y los peces.
En Canarias, cuyas islas están expuestas a una de las corrientes principales que conforman el giro oceánico del Atlántico Norte, cada marea deja de media unos 120 gramos de microplásticos por metro cuadrado de arena en playas como Famara, en el norte de Lanzarote, según un trabajo publicado en 2016.
La Universidad de Las Palmas de Gran Canaria muestra ahora cuál es la carga contaminante de toda esa basura: hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP), bifenilos ploriclorados (PCB), pesticidas organoclorados de efecto persistente en la naturaleza (POP), como el DDT (prohibido en gran parte del mundo desde 1972), filtros solares o retardantes del fuego.
Esos fragmentos llevan consigo, por ejemplo, hasta 27,15 nanogramos de bifenilos por gramo de plástico (ng/g), cantidad menor a la detectada en el Reino Unido u Holanda, pero superior a la medida en las playas de California (EEUU); o hasta 990 ng/g de DDT, una concentración similar a la que puede encontrarse en países que todavía emplean ese pesticida para combatir la malaria.
Los autores apuntan que puede parecer sorprendente la carga de DDT que tienen esos residuos cuando en España hace años que no se usa, pero recuerdan que ese pesticida fue empleado de forma intensiva en Canarias durante décadas y sigue presente en el medio.
Tráfico marítimo, cremas solares o pesticidas en plataneras
El estudio sostiene que toda esa carga contaminante no la adquieren los plásticos en su tránsito por el océano, sino también al acercarse a la costa, como demuestran los altos valores de compuestos relacionados con el tráfico marítimo que se detectan en Las Canteras o los altos niveles de filtros solares observados en las playas más turísticas, como Las Canteras o Famara.
Este equipo de la universidad canaria aboga, de hecho, por hacer más estudios centrados en este tipo de protectores solares de uso masivo entre los bañistas, para determinar de qué manera se acumulan en el mar y, sobre todo, cuál es su efecto sobre la fauna.