La agencia espacial ha asegurado en un comunicado que el bloque de hielo se desprenderá por una grieta que apareció en octubre de 2016 y que no ha dejado de crecer y ahora es más larga y profunda.

Los científicos no han especificado cuando va a ocurrir, pero sí han alertado de que esta ruptura podría afectar al resto de la plataforma continental y, por lo tanto, a toda la infraestructura científica que está colocada allí.

En su comunicado, la NASA ha comparado una fotografía de la Antártida, realizada desde el satélite Landsat en enero de 1986 con otra imagen tomada en enero de 2019, en la que se aprecia una griega que cruza de oeste a este toda la parte que se va a desprender.

Cuando esta fisura se encuentre con otra que cruza el cabo de sur a norte, el territorio quedará convertido en un enorme iceberg cuya dirección es imprevisible, así como el efecto que causará en el resto de la superficie de esa zona de la Antártida.

La segunda brecha ya existía y se mantuvo estable durante 35 años, según ha informado la NASA, pero su crecimiento se ha acelerado repentinamente y ha ido prolongándose hacia el norte a una velocidad superior a 4 kilómetros al año.

Aunque el iceberg que nacerá parece gigantesco, en realidad no lo es para los estándares antárticos, ha dicho la NASA.

"Puede que sea el iceberg más grande que se haya roto en la plataforma de hielo Brunt desde que comenzaron las observaciones en 1915", apunta la agencia espacial en su sitio web.

Las crecientes grietas que fracturan la superficie de la Antártida han generado preocupaciones de seguridad para las personas que trabajan en la plataforma, en particular los investigadores de la Estación Halley de British Antarctic Survey.

Esta base, que es una de las principales para la investigación de la Tierra, la atmósfera y la ciencia espacial, generalmente funciona durante todo el año, pero se ha cerrado dos veces en los últimos años por cambios impredecibles en el hielo.