Estas diminutas y llamativas ranas se caracterizan por sus expresivos, coloridos y brillantes ojos rojos con los que se creen que utilizan para ahuyentar a sus depredadores.

Así, esta reserva que acoge a más de 142 especies de animales se centra en cuidarlas y protegerlas de las graves sequías que suelen afectar a esta zona y que pone en peligro a estos anfibios que dependen del agua para vivir y se alimentan de grillos, moscas y polillas.

La rana "es el atractivo de la biodiversidad de la reserva", frecuentada por alrededor de 3.000 visitantes al año, así como por estudiantes con fines de investigación, ha explicado Carlos Belli, gerente de esta reserva que se creó hace 16 años.