Bajo tierra, escondido en el subsuelo de un mercadillo abandonado en el sur de Manhattan, una antigua estación de tranvías pronto albergará un parque subterráneo, inspirado en el famoso parque Highline de Nueva York y podrá albergar hasta  3.000 tipos de plantas distintas.

Se trata de Lowline, ideado en 2011 por el arquitecto y exingeniero de la NASA James Ramsey, que tras el éxito del Highline vio en la abandonada estación de tranvías del Bajo Manhattan el lugar perfecto para construir este innovador bosque.

El equipo directivo del proyecto tiene hasta verano de ese año para recaudar los fondos necesarios para la construcción del proyecto final, que cuenta con un presupuesto aproximado de 70 millones de dólares.

Las obras empezarían en otoño de 2018, cuando el actual propietario del espacio, la Autoridad Metropolitana de Nueva York (MTA, por sus siglas en inglés), cedería la licencia del lugar.

En el 'Lowline Lab', esta primera prueba que no está aún bajo tierra pero sí en un espacio cerrado y oscuro, se pueden apreciar hasta 3.000 tipos de plantas distintas, experimento que servirá "para estudiar y determinar qué tipo de plantas crecen mejor bajo tierra", ha explicado la directora adjunta del proyecto, Robyn Shapiro.

Así, en la calle se instalarán colectores de luz solar a lo largo de todo el día que reflejarán la luz de forma homogénea para todo el espacio bajo tierra.

La cantidad de luz absorbida a diario posibilitaría, a su vez, que la vegetación que se depositará en el Lowline hiciera su fotosíntesis de forma natural, ya sean los distintos tipos de plantas o los árboles de distintos tamaños.

El futuro bosque bajo tierra tendría, además, un terreno irregular y ondulado que ayude a las plantas a orientarse según la necesidad de luz que tengan.