Las ballenas jorobadas, que salen de la zona antártica durante el invierno para dirigirse hacia el norte en busca de aguas más calientes, regresan al sur entre los meses de septiembre y noviembre.

El número de ballenas registradas que vuelven se cifra en más de 25.000 ejemplares, un dato que contrasta con las 200 registradas unos años después de que se prohibiera su caza en 1962, según las datos ofrecidos por la Comisión Ballenera Internacional.

“Solo tenemos cálculos históricos y no sabemos con certeza cuál fue la población original, pero lo que podemos decir es que nuestra población actual apunta a superarla”, afirma Michael Noad, jefe del estudio realizado por la Universidad de Queensland.

“Por el momento las cifras están aumentando sin señales de que disminuyan, así que seguiremos monitorizando para saber en dónde se quedan”, añadía Noad.

La población de ballenas jorobadas en Australia ha mejorado desde que se aprobó la ley que prohibía su caza, pero en otras zonas como el Pacífico Sur, su población no aumenta o lo hace de forma muy lenta.