La jirafa se llama Omo y vive en el Parque Nacional de Tarangire, en Tanzania, perfectamente adaptada al resto de jirafas de la manada.

El encargado de tomar las fotos del animal, que publica Daily Mail, es el doctor Derek Lee, que trabaja en el parque. Derek afirma que la jirafa no es albina, porque su piel no es totalmente blanca y no tiene los ojos rojos o azules, además su cabellera es de color rojo.

Entonces, ¿a qué se debe su peculiar color? Su extraña tonalidad se debe a un problema genético que impide a su piel producir la cantidad suficiente de pigmento.

El color de los animales salvajes no se debe únicamente al azar. Los depredadores necesitan unas tonalidades específicas para ocultarse a la hora de salir de caza, mientras que sus habituales víctimas tienen la necesidad contraria. Ese es precisamente el motivo por el que los científicos del Wild Nature Institute están preocupados por la supervivencia de Omo, una rarísima jirafa blanca que ha sido vista en el Parque Nacional de Tarangire, en Tanzania.

Teniendo en cuenta que la mitad de las crías de jirafa suelen ser víctima de los depredadores antes de cumplir los seis meses, que este ejemplar haya salido adelante es prácticamente un milagro.